Así como el pisco representa a Perú, el sake a Japón o el soju a Corea, a nosotros nos representan los destilados de agave. El mezcal , raicilla, bacanora, tequila y hasta el fermentado pulque, por mencionar algunos, son hijos de las distintas especies de agave que se encuentran distribuidas a lo largo del país. Por ejemplo: el Agave tequilana, es con el que se hace el tequila; el Agave angustifolia, se usa para el bacanora o el Agave potatorum, para elaborar un tipo de mezcal.
Aunque México cuenta con una amplísima selección de destilados de agave, hay un par que destacan dentro y fuera del país: el tequila y el mezcal.
Del primero, el Consejo Regulador del Tequila estima que hay alrededor de 1370 marcas, de las cuales solo 268 son reconocidas por dicho organismo. En cuanto a mezcal, podemos encontrar más de 800 etiquetas de acuerdo con su Consejo Regulador.
Este tequila alberga una gama de notas que van desde lo frutal hasta lo herbal y cítrico.
Un tequila añejo, cristalino y pulcro, de suave sabor con notas a miel, caramelo, vainilla, agave horneado y nuez tostada.
Con doble destilación, está elaborado con Sierra Negra, un agave oaxaqueño de 12 años.
Un dulce mezcal en el que encontrarás rastros de fruta, madera y hierbas. Está hecho con agaves provenientes de Tlacolula y Yautepec, Oaxaca.
Es un tequila que ha pasado por un proceso de filtración para obtener su cristalinidad, eso sí, sin perder sus notas.
Este mezcal oaxaqueño está elaborado con dos variedades de agave: Espadín y Cirial. En nariz y boca encontrarás notas a fruta, hierba y madera con un toque ahumado.
Puebla nos regaló este mezcal elaborado con tobalá, un agave que ofrece notas herbales.
Un mezcal de celebración por los 20 años de la marca. De San Juan solo hay 890 botellas y está hecho con Espadín, Tepextate y Tobalá.
De los Altos de Jalisco llega este tequila con notas herbales y cítricas que lo hacen ideal para la coctelería.
Originario de la llamada “capital mezcalera” de Oaxaca, Santiago Matatlán, llega este joven mezcal dorado.