Los tamales son uno de los alimentos emblemáticos de la cultura mexicana. Sin embargo, son tantas las recetas y las variaciones según la geografía, que es posible que conozcamos apenas una pequeña porción de estos.
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El origen y la modificación histórica o regional de cada tamal tiene mucho que ver con la diversificación de ingredientes, el mestizaje con cocinas de otros lugares y el ingenio mexicano que siempre busca mejorar el sabor de los platillos.
Te compartimos algunos de los tamales que pueden resultar poco comunes si no creciste con sus formas, aromas y sabores.
Los atolocates son los “renacuajos” de diversas especies de ranas, sapos o ajolotes. Estos suelen consumirse en el estado de Morelos, donde se utilizan para hacer tamales con hoja de maíz.
Tradicionalmente se les agrega chile serrano, epazote y una salsa hecha con ciruela de la región. Se cocinan sobre comales, por lo que las hojas de maíz se queman en el proceso, dando un sabor característico.
Es una preparación popular en los estados de Nayarit y Sinaloa, quienes se debaten el origen de este tamal. Se trata de un tamal hecho con masa de maíz y relleno con camarones enteros. Están envueltos en totomoxtle y al abrirlos pueden verse sobresalir las “barbas” del camarón, por ello el nombre.
Este tamal proviene de la zona de Tabasco. Está conformado por masa de maíz martajada, carne de res, cerdo o incluso pejelagarto, así como cilantro, chile amaxito, perejil, frijol pelón, entre otros ingredientes y se envuelve en hoja de plátano para cocinarse a vapor.
En Sinaloa se sirve este tamal salado, el cual se cocina en hojas de maíz. En cada hoja se coloca una porción de masa sazonada y se rellena con un guiso de calabacitas.
Su peculiaridad proviene de la cocción, ya que cuando se colocan dentro de la vaporera, se añaden ramas de palo de Brasil, lo que impregna su aroma a cada tamal .
Esta es una preparación propia de varias zonas de la Huasteca, es un tamal de gran tamaño que se cocina en hornos de piedra o bajo tierra por largo tiempo. Se cocina con salsa de chiles de la región, carne de res, pollo, cerdo o de guajolote. La masa martajada se condimenta y coloca sobre hojas de plátano junto con la salsa y la carne. Este tamal se encuentra en los mercados muy temprano por la mañana, pues se cocina durante toda la noche.
Es un tamal típico de la Semana Santa en algunas zonas del Estado de México. Sus ingredientes son un poco menos comunes de los que se encuentran en otras preparaciones, pues combina masa de maíz, piloncillo, manteca y carne de cerdo, además de tequesquite y habas o frijoles molidos.
También conocido como pib, este tamal tradicional de la península de Yucatán está preparado con masa de maíz, jitomate, manteca de cerdo, chile morrón, cebolla, epazote y frijol espelón. El relleno puede ser de pollo, guajolote, cerdo o res, que se mezclan con Kol, que consta del caldo donde se ha cocido la carne y achiote.
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