Temporada tras temporada, los fanáticos del futbol americano se reúnen para ver la esperada final entre las dos conferencias. Como es de esperarse, el “acontecimiento”, porque para los fans lo es, no solo invita a ver el encuentro, sino a poner una mesa digna de campeonato con botanas para compartir.
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Platicamos con Emmanuel Zúñiga, Álex Suástegui y Sergio Camacho , tres chefs que comparten dos pasiones en común: la cocina y el americano. Ellos proponen sus mejores recetas para disfrutar la ocasión al máximo.
Para Emmanuel, el primer recuerdo de este deporte viene con el nombre propio de una marca: Danesa 33 , la famosa heladería mexicana que marcó a la generación de los ochenta con una estrategia de venta que enganchaba a sus consumidores sirviendo bolas de helado en mini cascos de la NFL.
Desde entonces, su interés lo hizo aprender sobre el juego, sus reglas y algo muy importante: qué camiseta sería a la que le declararía su lealtad. Gracias al regalo de uno de sus tíos, quien le traía balones y cascos, se decidió por lo Osos de Chicago , a quien lleva 35 años apoyando con mucha emoción.
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“Me gusta mucho el americano porque tiene una estrategia y se basa en el trabajo en equipo. Aunque es un deporte rudo, sí necesitas un quarterback que lidere y organice las diferentes posiciones. Y, si te fijas, eso mismo pasa en la cocina. El chef es ese líder que coordina todo lo que pasa dentro de la cocina”, explica.
Ese mismo liderazgo y trabajo en equipo fueron los que le permitieron adaptar su experiencia para sobrevivir la pandemia y crear su proyecto Platillos del Mar , una dark kitchen que lo llevó a improvisar, como muchas veces lo tienen que hacer los quarterbacks en los últimos segundos de un juego para, si todo sale bien, llevarse la victoria o quedarse en el terreno de juego.
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“Todo este proceso me ayudó a entender que hay que valorar nuestro tiempo y aprovechar la experiencia en todo lo que haces. En mi caso, tuve que aprender a que la comida viaje y quién sabe, quizá en un futuro, incluso llegue hasta las casas estadounidenses, que luego hacen unos inventos de tacos que, claramente, no lo son”.
Los Chargers (ahora de Los Ángeles, antes de San Diego) tienen el corazón de Álex Suástegui , la chef tijuanense que no solo se rebela a que la cocina sea un territorio en el que los hombres sobresalgan más fácilmente a nivel profesional que las mujeres. Así como la vemos detrás de los fogones, una temporada fue ala en un equipo de tocho bandera .
“Para mí, el americano representa algo muy familiar porque le agarré el gusto por mis hermanos. Imagínate, somos seis en casa y me tocaba verlos jugar, ir a sus juegos, ver sus uniformes y, sobre todo, oler sus zapatos apestosos.
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Desde que me acerqué a ese mundo, me pareció un juego muy justo. Sus reglas y la tecnología no permiten tantos errores como en el soccer , y también me encanta esta sensación de que no se acaba hasta que se acaba… ¡los últimos segundos siempre son cardiacos!”
Como “noro”, Álex vive el futbol americano de manera diferente a como lo hacen los del centro, pues al ser de una ciudad fronteriza , todo es distinto, desde los comerciales hasta la emoción que causa el half time, que según lo menciona, los del centro estamos más enfocados en quién va estar en el show del medio tiempo que en el juego mismo, y allá en Tijuana no tanto.
“Asocio el americano con el carbón, como lo viven los regios. Allá nos reunimos para hacer la carnita asada y ver los partidos, que siempre van de la mano con el carbón, la cerveza, los rubs, los buenos bollos, la ensalada de col, las salchichas, ¡vaya!, todo lo que pueda ir a la parrilla.”
Así como Álex descubrió el futbol americano de manera natural, la cocina también, pues siempre que había reuniones o fiestas, sus amigos le pedían cocinar algo o lo hacía de manera cotidiana. La profesionalización llegó a su vida a los 24 años, después de haber estudiado dos carreras (mercadotecnia y diseño) y de enterarse de que se podía vivir de eso, primero con servicio de catering para marcas y ahora al frente de Costela , el proyecto pandémico que inició con uno de sus socios y proveedores.
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“Estuve a punto de regresar a Tijuana, pero platiqué con mi socio esta idea de hacer algo y así surgió Costela. Al principio, queríamos que fuera una carreta, pero luego encontramos un garaje relajado, cero pretencioso. Dijimos aquí es. Actualmente seguimos creciendo y me gustaría retomar mi marca de catering porque es muy versátil, a diferencia de tener un menú estático. Al final. creo que de eso se trata la cocina: de todo el tiempo ser creativos”.
Llega el tan esperado intermedio y, mientras los ojos del mundo se clavan al centro del campo para ver el show de Rihanna, no podemos dejar de pensar en otra de las protagonistas del encuentro: la botana.
Si bien para muchos hay una asociación directa con platillos clásicos como hamburguesas, costillas, nachos (un gusto que comparte Zúñiga) y guacamole (que todos sabemos es el rey de la temporada y demanda a México la mayor exportación de aguacates del año), estos chefs varían el menú en sus casas. Álex pone en la mesa ceviche, tacos y jochos con chili beans; mientras que Sergio, algún guiso dominguero de su abuela, como pollo con salsa, papas, cueritos enchilados, y Tostitos con queso.
A pesar de que de pequeño fue de los 49ers y gran admirador de Joe Montana, Sergio Camacho está de manteles largos, pues sus Chiefs de Kansas City están en el Super Bowl. Para él, este deporte destaca por el trabajo en equipo y el “seso” que requiere para hacer una estrategia ganadora. Le recuerda también su labor como chef en la cocina. no por nada, ganó el reconocimiento como chef del año del Vatel Club de México .
“Yo creo que los premios no deberían cambiar a la gente, porque al final es un reconocimiento que habla de la chamba continua que haces y no de manera solitaria. Es un premio grupal que motiva al equipo”, comenta.
Su pasión por el americano se la debe a la familia de su padre, especialmente a dos de sus tíos que, dicho sea de paso, ninguno le va a Kansas. Y fue tal su emoción por este deporte que jugó en el equipo del CUM, donde estudió la prepa, mucho tiempo antes de saber que se dedicaría a la gastronomía o que estudiaría con Ferran Adrià y Juan Mari Arzak , mentores que, si tuviera que impresionar con una botana para el Superbowl, impresionaría con “un air baguette con masa separada y correas de un embutido o jamón serrano”.
Este año planea consolidar su marca de catering y diversificarse con negocios de experiencias culinarias, expos y mentorship, pues tiene una plataforma digital donde transmite qué está sucediendo en el mundo culinario, exponiendo el trabajo de sus colegas.
Y como en el americano “esto no se acaba hasta que se acaba”, dejamos para la final lo que las gastronomías de cada uno de los equipos tiene para ofrecer y hacer touch down en el paladar y gusto de los aficionados.
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