El atún en lata es una de las formas más fáciles y económicas que las familias mexicanas han encontrado para alimentarse y ahorrar tiempo en cocina. El mejor alimento para estudiantes foráneos que buscan alimentarse rápido, entusiastas del gimnasio que necesitan proteína y aquellas personas que por el puro gusto lo consumen, te contamos cómo es que se enlata y se comercializa el atún en conserva.
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De acuerdo con Vega y Gijón, una empresa canaria especializada en la comercialización de alimentos, el primer paso para enlatar este producto es, por supuesto, la recolección del túnido, es decir, la pesca del cardumen de atún. Después se clasifica siguiendo parámetros de calidad: se checan los niveles de sodio, la especie de atún, el peso y el tamaño. Esto con el fin de conservarlos de manera adecuada.
Una vez clasificado, se lleva a congelar, esto permite que se mantenga en buenas condiciones, no se descomponga ni genere bacterias. Según The Logistics World, especializada en temas de logística industrial, el atún se almacena a menos de 18°C y regularmente pasa menos de 90 días ahí, ya que la rotación es usual en esta especie.
Cuando se va a ocupar la materia prima, el atún se descongela y se limpia, quitando la cabeza, las escamas y las vísceras. Entonces se lleva a un proceso de cocción con vapor de agua, en donde se extrae la carne consumible y se termina de extraer los restos de escapas o piel que no se necesitarán para la conserva de atún.
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Aproximadamente, el tiempo de cocción es de 1 hora por cada 9 kilos de peso, como lo explica la empresa canaria. Cuando la carne aprovechable está separada de los desperdicios se conserva entre ingredientes de la receta particular de cada marca. Pueden llevar desde jalapeño, aceite de oliva, tomate y más. Depende de la receta.
Mediante una máquina dosificadora, el atún desmenuzado, en trozos o como se haya elegido, es depositado en las latas, las cuales se llenan también con un líquido de cobertura, que permitirá conservar el atún de mejor manera, puede ser agua, aceite, salsa o concentraciones con sal. Por supuesto que las latas están completamente desinfectadas.
El siguiente paso es sellar la lata. Primero se da un proceso de empaquetado al doble vacío impidiendo la proliferación de microorganismos. Aún así, se llevan a una máquina esterilizadora que, a una temperatura de 118°C y a una alta presión termina por eliminar cualquier organismo no deseado en el atún.
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Se deja en cuarentena y se hacen controles de calidad para asegurarse que cada lata de atún sea completamente segura para el consumo. Se monitorea el estado del pescado y el contenedor, para que no haya grietas ni complicaciones en el lote. Pasando este tiempo, el atún estará listo para comercializarse.
Es aquí donde la trazabilidad y la transparencia importan. Solo buenos productores realizan estos procesos sanitarios y de calidad para corroborar que su atún es bueno. Evita comprar atunes de los que no sepas su procedencia ni origen.
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