Quienes diariamente recorremos el mundo del té y las infusiones siempre tenemos un lugar especial reservado para el Rooibos… ¡Si!, querido lector, hablamos de una de las tisanas más populares y deliciosas de todo el mundo, de uno de los mayores íconos culturales de Sudáfrica y de una taza reconocida incluso en el Registro de Indicaciones Geográficas Protegidas de la Unión Europea.
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Una infusión majestuosa
Lo primero que hay que decir es que, contrario a lo que se piensa, el Rooibos no es té (hojas y brotes de Camellia Sinensis) sino una tisana herbal que se obtiene a partir de las hojas de la planta Aspalathus linearis, popularmente llamada “arbusto rojo” o “té rojo africano”. Originario de la región Cedarberg, al noroeste de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, el Rooibos se diferencia fácilmente gracias a su color rojo ambarino muy profundo, intenso aroma herbal y sabor frutal muy dulce.
Consumido como infusión desde hace 250 años, el Rooibos se cultiva extensamente en las provincias de Cabo Occidental y Cabo del Norte, caracterizadas por veranos calurosos y secos, así como inviernos fríos y húmedos.
Los especímenes de Aspalathus linearis han desarrollado características únicas para adaptarse a este duro clima; la planta se cosecha durante los calurosos veranos, y sus hojas se secan al sol favoreciendo el desarrollo de aromas y sabores afrutados, amaderados y especiados. El proceso productivo del Rooibos es considerado una forma de arte local, que requiere conocimientos heredados entre generaciones.
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Pero, más allá de su sabor y producción artesanal, ¿qué tiene el Rooibos que lo hace tan atractivo para millones de consumidores? El Rooibos contiene una compleja y abundante proporción de compuestos antioxidantes, en particular aspalatina, capaces de reforzar el sistema inmunológico y neutralizar el efecto de los radicales libres. Su poder remineralizante lo hace excelente para beber después de realizar actividad física y, al ser naturalmente libre de cafeína, es una opción indicada para niños y mujeres lactantes.
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De acuerdo con el South African Rooibos Council esta infusión herbal es capaz de proteger al cerebro contra el daño oxidativo, prevenir el desarrollo de células cancerígenas en la piel y auxiliar en el tratamiento de enfermedades crónicas del hígado. Un súper alimento, es lo que le ha dado fama internacional.
Pero no es todo. Al igual que la Camellia Sinensis, el Rooibos también es capaz de adoptar todo tipo de “formas y colores”. La tisana roja tradicional se obtiene a partir del secado y oxidación de las hojas de Aspalathus linearis, sin embargo, pocos saben que también existe una variedad “verde”, sin oxidación, repleta de tonos herbáceos y mucho mayor proporción de antioxidantes. Su nombre: rooibos verde.
Para beber, como cualquier otra tisana herbal, el Rooibos debe infundirse con agua a punto de ebullición, por periodos de entre cuatro a cinco minutos. O bien, en frío, colocando la hebras en agua a temperatura ambiente y reposando en refrigeración por al menos seis a ocho horas. La proporción perfecta es de 2.5 gramos de Rooibos por cada 150 a 180 mililitros de agua. Y sí, también suele mezclarse con flores, frutas y especias a manera de blend. Para quienes buscan disfrutar los sabores del Masala Chai sin los efectos de la cafeína, un blend de Rooibos rojo y especias es la opción indicada.
*Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.
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