El queso está en todos nuestros alimentos. Desde la mañana que desayunamos, lo usamos para quesadillas , omelettes o así solito como un snack a media mañana. Después, en la comida, el queso resulta un gran acompañante de guarniciones, sopas, frijoles refritos y hasta ensaladas. Ya en la noche, este lácteo es el mejor amigo de los molletes, las flautas y sándwiches.
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De acuerdo a FoodTech, a los mexicanos nos fascina el queso . Nuestro consumo anual per cápita está entre 2.1 y seis kilogramos. Entre los quesos de mayor demanda, cuando nos referimos a los nacionales, están: panela, añejo, quesillo, cotija, asadero, chihuahua y adobera.
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El estudio de FoodTech arroja otro dato interesante: en México nos gustan los quesos frescos de sabor suave. En esta categoría entran los botaneros, el requesón, el panela y los de prensa, esos que venden en lso mercados de aro envueltos en hoja de maíz o de plátano.
Aunque es recomendable de dos a tres porciones de lácteos al día, hay que cuidar las raciones. De acuerdo a Cuidateplus, no debemos sobrepasar la ración de 30 a 40 gramos y más cuando se trata de un queso maduro como el g ouda , Mancheo o Parmigiano Reggiano. En el caso de los frescos, pueden ser entre los 80 y gramos.
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Si abusamos de su consumo, vamos aperder el apetito rápidamente, esto se debe a que gracias aque estos lácteos son ricos en grasa, nos sentimso satisfechos y con ellos, no cumpliremos con nuestra dieta habitual. También puede ocasionar sobrepeso, la disminución de anticuerpos, las posibilidades de una diabates si es que no tenemos el cuidado de}una dieta balanceada, la hipertensión por el alto contenido de sal, así como migrañas o artritis por la caseína que contienen (una proteína de absorción lenta que ayuda a formar musculatora y un siste ainmune fuerte).
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De acuerdo a Neal D. Barnard, autor del libro La trampa del queso , los quesos pueden ser adictivos porque al digerirlo, nuestro organismo libera moléculas casomorfinas, que pueden unirse a los receptores de dopamina en nuestro cerebro. Esto, ocasiona que tengamos una reacción química y un estado de bienestar similar a lo que la dopamina hace cuando comemos un chocolate. Es una reacción neurológica. Ahora imagínate un poco de queso derretido en una pizza, con pan recién horneado, embutidos y salsa de jitomate.
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