Las alitas de pollo están presentes en todo tipo de lugares, desde reuniones con amigos hasta eventos deportivos, en casa o en los restaurantes, esta popular botana se ha ganado un lugar en la mesa junto a algunas verduras y aderezos.
El pollo es una de las proteínas de origen animal más consumidas en México, debido a que en comparación con otras carnes, tiene un precio más accesible. El mercado mexicano consume prácticamente todas las piezas del pollo, pero en los últimos años, las alitas han tomado importancia en la cultura culinaria pero, ¿qué tan saludables son? En Menú te lo contamos.
Carne saludable
El pollo es una fuente de energía y nutrientes. Si bien, algunas partes de esta ave son más saludables que otras, la carne en general contiene dentro de una porción de 100 gramos aproximadamente 18.2 gramos de proteína y 10.2 gramos de grasa, con lo que aporta alrededor de 170 calorías al organismo.
De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne (CoMeCarne) el pollo contiene vitamina A y vitaminas del complejo B, principalmente Niacina, la cual está involucrada en el correcto metabolismo de las grasas en el cuerpo.
En cuanto a los minerales, el zinc, calcio, hierro, sodio, potasio y magnesio pueden encontrarse en esta carne y son nutrientes indispensables para llevar a cabo diversas funciones del cuerpo como la formación de huesos y dientes, la formación de glóbulos sanguíneas, la transmisión de señales nerviosas, entre muchas otras.
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Los riesgos de comer alitas en exceso
Si bien algunas partes como la pechuga y las piernas de pollo contienen carne más magra en comparación con las alitas, estos beneficios también pueden obtenerse de su consumo. Sin embargo, las alas, al ser consumidas con la piel, elevan la cantidad de grasa que se ingiere.
María Dolores Fernández Pazos, nutricionista del Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (CINCAP) en Argentina explicó al portal BBC Mundo que de una porción de 100 gramos de piel de pollo, aproximadamente el 32%, es decir, 32 gramos, corresponden a grasa.
Esto no quiere decir que la grasa del pollo sea mala, como en el caso de muchos otros alimentos el problema es cuando se cae en el exceso. Cuando se comen alitas de pollo con mucha frecuencia, sí es posible elevar los niveles de colesterol “malo”, debido a que una tercera parte de la grasa de la piel de pollo es saturada, lo que pone al organismo en riesgo de ateroesclerosis y otros padecimientos cardiovasculares.
Otro de los riesgos de comer alitas de pollo en exceso es el de aumentar desmedidamente el consumo de azúcares y grasas añadidas. Ya sea a través de la cocción, pues comúnmente son fritas o empanizadas, así como por las salsas ultraprocesadas con las que suelen acompañarse.
Al igual que muchos otros alimentos, las alitas de pollo pueden ser parte de tu dieta si se consumen con medida, para así evitar los riesgos de un consumo excesivo.
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