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El polvo para hornear , también llamado levadura química es uno de los ingredientes que más se utiliza en la repostería. Se agrega a un sinfín de recetas con la intención de que al hornear produzca dióxido de carbono y le dé más volumen a la preparación
Este ingrediente cumple la misma función de la levadura, aunque de una manera más rápida, debido a los compuestos con los que está hecho, pues, aunque la base principal del polvo para hornear es el bicarbonato de sodio, también se le añade un agente ácido, en este caso el crémor tártaro y un agente secante como la fécula de maíz.
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Si como bien dijimos, este ingrediente cumple la misma función que la levadura, no se trata de un hongo o alguna bacteria, es más bien un impulsor y emulsionante químico que reacciona durante la cocción en el horno con los demás ingredientes de los panes o galletas produciendo un gas que los hace esponjosos.
Antes de comprar un polvo para hornear debes verificar la fecha de caducidad. Normalmente indican 6 meses después de la fecha de elaboración, pues después de ese tiempo disminuye su potencia.
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Se debe preservar en un lugar seco y sin humedad, el refrigerador no es una opción para resguardarlo, pues las bajas temperaturas acortan la vida útil del producto. Antes de utilizarlo en tus recetas debes verificar que no tenga grumos, pues estos son indicio de la presencia de humedad y podría no funcionar en tus recetas.
La cantidad de polvo para hornear que se recomienda es de una cucharadita por cada taza de harina, aunque algunos cocineros recomiendan ajustar está cantidad de cuerdo al tipo de receta y a la altura que nos encontremos de acuerdo a nuestra zona geográfica. A nivel del mar se recomienda utilizar mayor cantidad, y a más altura se recomienda utilizar menor cantidad.
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