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El miso es un plato originario de Japón al que se le han atribuido grandes propiedades y beneficios para la salud. Es una pasta aromatizante la cual se fermenta de manera natural con semillas de soya, habas e incluso en algunas ocasiones con cereales como arroz , cebada o trigo.
Existen diferentes tipos de miso los cuales van desde los sabores más suaves hasta los más intensos. El miso blanco: también conocido como Shiromiso , denominado así por su color claro y sutil y suave sabor. Miso Rojo o Akamiso, es de sabor más fuerte pues se fermenta más tiempo y el miso negro, o Kuromiso es de sabores más profundos y se fermenta alrededor de 3 años.
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Este se prepara hirviendo la soya , habas o el cereal base para el miso al vapor, a los que despúes se le añade el hongo y la sal con los que se fermentarán. Se deja fermentar en recipientes tapados durante meses e incluso años.
Este alimento tiene propiedades depurativas para el organismo, pues ayuda a eliminar toxinas y sustancias perjudiciales para la salud. Contiene un alto nivel de carbohidratos de lenta absorción y niveles de vitamina B12, ácido fólico y macrominerales como magnesio, calcio y hierro.
Además, contiene un alto nivel de isoflavonas que ayudan a favorecer el equilibrio hormonal en las mujeres que se encuentran atravesando la menopausia. Al igual que el yogur, es un probiótico que aporta grandes concentraciones de enzimas digestivas que favorecen el equilibrio de la flora intestinal.
El miso puede ser utilizado en una gran cantidad de recetas y platos, aunque se utiliza más como ingrediente de diversas sopas o en platos de arroz y legumbres y hasta se puede utilizar como aderezo de pollo y pescados blancos.
Es importante mencionar que el miso cuenta con una gran cantidad de sodio, por lo que se recomienda añadir poca sal a los platillos preparados con este ingrediente.
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