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A simple vista el ghee puede ser una mantequilla más, pero su nombre y propiedades la hacen única. Este alimento tiene efectos positivos en el sistema inmunológico y en la inflamación debido a que está lleno de antioxidantes, vitaminas y minerales que son solubles en grasa.
Personas intolerantes a la lactosa o con diabetes encuentran en el ghee una mejor opción al ser libre de caseína (proteína que se aloja en la leche) y lactosa, además produce menos compuestos tóxicos que la mantequilla clásica y aceites comerciales expulsan cuando son calentados en exceso.
Un informe de la Revista de Profeco detectó que ciertas marcas de mantequilla y productos untables comerciales tenían publicidad engañosa, pues sus etiquetas no cumplían con los que prometían. Ante ello, recomendó moderar el consumo de éstas por su grasa saturada.
En cambio, el ghee es conocida como la mantequilla clarificada , ya que se obtiene luego de hervir la mantequilla con el fin de que la caseína y la lactosa se separen. Es así como esta grasa saludable puede ser empleada como alimento medicinal (fatiga o hígado graso) o remedio casero en quemaduras, resequedad o vista cansada.
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De acuerdo con las Revista Tres Tiempos, cuidar la elaboración del ghee asegura obtener un alimento con más beneficios que los dedos de una mano: disminuye los riesgos de contraer cáncer, refuerza el sistema inmunológico, mejora el metabolismo, potencia la cicatrización de heridas, promueve la flexibilidad de las articulares, y muchas más cosas.
La Escuela de Ayurveda, por su parte, explica que preparar el ghee de manera casera se necesita una olla de fondo grueso, una cuchara de madera, un recipiente de cristal, un colador fino, un trozo de tela, mantequilla de vaca sin sal y permanecer en la cocina todo el proceso, de lo contrario el ghee puede quemarse y no servir en absoluto.
Una vez obtenido el ghee se debe controlar factores como la temperatura y la humedad para que tenga una vida útil larga. Esta mantequilla llega a ser susceptible al deterioro por la exposición a la luz, aire y materiales, según la investigación de Patricia Mercedes y Beatriz Elena, de la Universidad La Salle.
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