Las son una de las mayores tentaciones a la hora de comer un snack. Y aunque se decida solo tomar un puño de estas, se continua una tras otra, porque no sacian el hambre, sino que la provocan más, y aquí te contamos la razón.

Una alimentación sana requiere de una buena dieta, pero uno de los mayores retos para lograr un equilibrio sucede entre comidas ya que muchas veces nos encontramos en lugares donde no se pueden adquirir snacks saludables, como en la calle o en el trabajo, o simplemente caemos en el antojo.

Imagen: Unsplash
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Y es que existen muchos puestos de comida chatarra o lugares que venden dulces, refrescos, papas fritas y más; mientras que las frutas y verduras esperan en casa. ¿Qué se debe de hacer en esos momentos? ¿Hay qué aguantarse el hambre?¿Cómo se apacigua el estómago?

Ante esas circunstancias, muchas personas suelen comprar papas fritas pensando que solo unas pocas no afectan tanto a la dieta, después de todo son de origen natural y se pueden "quemar" en el gimnasio.

El problema es que, si bien es una buena idea comer pequeñas raciones de todo, cuando se trata de papas la moderación no suele estar presente y en la mayoría de los casos las personas se terminan el plato, o en su caso la bolsa, sin que logren saciar su hambre y hasta llegando a provocarla más.

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Como se mencionó, la recomendación de los expertos en nutrición es consumir pequeñas cantidades de comida para eliminar el hambre, pero la realidad es otra. Esto se debe a que cuando comemos se activan partes del cerebro que gestionan el apetito, provocando que la vista, el gusto y el olor de los alimentos detonen una respuesta cefálica, señala el hospital infantil de Boston y la Escuela Médica de Harvard.

Imagen: Unsplash
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Por lo anterior, cuando una persona come papas fritas, así se haya propuesto ingerir solo unas pocas, la mayoría simplemente no lo logra y se terminan el plato o la bolsa. De hecho, un estudio publicado por The Journal of Nutrition, comprobó que es muy difícil moderarse cuando se trata de este alimento.

Lo anterior fue el resultado de una investigación donde se sometió a un grupo de personas a seguir la misma dieta, la diferencia es que cada participante ingeriría cantidades diferentes de sal. Al terminar el análisis se concluyó que este condimento incita a las personas a ingerir un 11% más de comida y calorías.

Eso quiere decir que la sal es un sabor al que casi nadie se puede resistir, e incluso puede provocar adicciones momentáneas.

Imagen: Unsplash
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Otro estudio que demuestra la relación entre el apetito y la sal es el de Frontiers in Psychology. En ese caso los investigadores permitieron que un grupo de ratas eligieran entre tres alimentos, entre los que se encontraban papas fritas, comida estándar y una mezcla de grasas y carbohidratos.

Los roedores prefirieron comer las papas fritas a las otras dos opciones. Ante tal hecho surgió otra duda. Dado que entre la mezcla de grasas y carbohidratos y la selección de alimento de las ratas solo había una diferencia importante la sal, ¿qué tanto influye en la toma de decisiones este condimento?

La conclusión es que la sal se encarga de desencadenar la liberación de dopamina, sustancia química que controla el centro del placer del cerebro, provocando que de golpe se comience a desear comer más.

Así que ya lo sabes, "A que no puedes comer solo una" es más que un slogan, por eso la recomendación es que te alejes de las papas fritas si estás en una dieta especial aunque, de vez en cuando, las puedes comer sin problema.

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