En México, según datos del Gobierno, se consume 1.4 kilogramos de café per cápita, lo que demuestra su profunda importancia en la vida diaria de las personas en el país.
Una o dos tazas de café en la mañana pueden ayudarnos a poner los pies en la tierra para iniciar el día.
A pesar de la normalización de su consumo, solemos ignorar algunas de las consecuencias negativas que esta sustancia puede acarrear en nuestros cuerpos, sobre todo en personas que se encuentran en proceso de concebir nueva vida.
Según un estudio realizado en la Universidad de Dublín por la investigadora postdoctoral, Ling Wei Chen, consumir cafeína durante el embarazo puede traer consecuencias adversas en el producto, como lo son menor peso en el bebé, reducción en la circunferencia de la cabeza y acortamiento del periodo de gestación y partos permaturos, agravando la peligrosidad del alumbramiento.
Además de estos efectos, también se tiene la teoría de un decremento en el coeficiente intelectual de los niños, aunque esta hipótesis no ha sido comprobada al cien por ciento, se debe tener en consideración hasta ser desmentida.
Los doctores encargados de concretar este investigación tomaron a distintos sujetos, 941 madres embarazadas y sus hijos, comparando las costumbres en el consumo de alimentos con esta sustancia, concluyendo que, el té fue la bebida origen de la mayor parte de la cafeína que consumieron, representando el 48%, siguiendo el café con el 39% y el resto en refrescos y alimentos con cacao.
La recomendación más eficiente para evitar este tipo de problemas es dejar de manera completa, al menos durante la gestación, los alimentos mencionados anteriormente.
Pero, la Organización Mundial de la Salud recomienda limitar a 300 mg por día.
Por esto mismo, es pertinente considerar que una taza promedio de café contiene 100 mg de cafeína , 300% más que la misma cantidad de té .