A lo largo y ancho de México existen cientos de recetas y presentaciones de los conocidos tamales, pero en Colima existe una versión de ellos que es un golpe de sabor. Hablamos de las famosas "Patas de mula", uno de los mejores expresiones gastronómicas típicas del estado.
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¿Cómo se comen las "patas de mula"?
Considerado como una variante de los populares tamales, las patas de mula son esencialmente un dobladillo de masa de maíz nixtamalizado con relleno de frijoles refritos en manteca y mezclados con chile verde, serrano o de árbol.
En Suchitlán, municipio de Comala este alimento es preparado por las cocineras tradicionales que muelen el maíz nixtamalizado en un metate para después agregar natas, manteca, queso desmoronado y un poco de harina para suavizar la mezcla. A continuación se amasa varias veces hasta que quede suave y luego se deja reposar. Mientras esto sucede, se ponen a dorar unos chiles de árbol y se sofríen frijoles en manteca. Cuando los chiles estén listos, se parten trozos y se mezclan con los frijoles para dejarlos picositos.
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A continuación es tiempo de volver a la masa. Con la palma de las manos se hacen unos sopitos pequeños, se agregan los frijoles en medio y se envuelven como “niños chiquitos” para conseguir la característica forma cuadrada de este platillo.
Una vez que se haya terminado la masa, las patas de mula se meten al horno para cocerlas. Generalmente cada lado del bocadillo tarda en cocinarse una hora, por eso hay que estar atentos para que no se quemen. Una vez que adquieren un color apiñonado están listas para servirse.
El resultado es un bocadillo de sabor inigualable, crujiente, con sabor picante, de color bronceado y forma cuadrada.
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El origen de las patas de mula
Se dice que la "pata de mula" nació aproximadamente en el siglo XVI, durante el Virreinato. Gracias a la llegada del cerdo y sus derivados, los habitantes de la colonia perfeccionaron muchas de las recetas prehispánicas como la de los tamales.
La manteca de cerdo vino a complementar este legendario platillo, del cual nacieron distintas variantes como esta delicia colimense. Por tales características, los nativos la nombraron así, ya que para ellos era similar a las patas de las "recuas" (animales de carga) que llegaron en aquella época.
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Desafortunadamente, en el centro de la capital colimense existen menos de cinco lugares donde se ofrecen. Uno de estos sitios es el comedor de las Obras Sociales de San Felipe de Jesús, una casa hogar para personas con discapacidad, especialmente invidentes. La venta de patas de mula no solo permite el disfrute y preservación de este platillo tradicional, sino que también constituye una fuente crucial de ingresos para la institución, donde incluso algunos de los que las preparan son residentes invidentes de la misma casa hogar.
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