Si tienes problemas para dormir, existen remedios naturales que evitan el insomnio y mejoran la calidad del sueño. De acuerdo con un estudio publicado en Food Science and Biotechnology, la lechuga tiene propiedades sedantes, por lo que una manera ideal de consumirla es en la noche en un rico té de lechuga.
Preparar esta bebida es muy sencillo: cocina tres o cuatro hojas de lechuga romana en agua caliente. Deja reposar durante quince minutos y dréna en una taza. Si deseas endulzar, agrega un poco de miel, o si quieres darle un toque de frescura, añade menta.
¿Quieres saber qué otros beneficios tiene el té de lechuga? En Menú te los decimos.
De acuerdo con el sitio especializado Healthline, la lechuga romana tiene un alto contenido en vitaminas A, C y K. La vitamina A tiene propiedades antioxidantes, favorece el crecimiento celular, la salud reproductiva y visual. Además, promueve el correcto funcionamiento del corazón, los riñones y los pulmones.
Por su parte, la vitamina C es esencial para el sistema inmunológico, mientras que la vitamina K tiene un papel fundamental en la coagulación de la sangre, así como en las funciones nerviosas y musculares.
En adición a estos nutrientes, la lechuga contiene calcio, fósforo, magnesio y potasio. Estos minerales fortalecen los huesos, regulan el ritmo cardíaco y relajan los músculos del cuerpo.
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Una publicación realizada en el Asian Pacific Journal of Tropical Disease concluyó que la lechuga tiene efectos contra la ansiedad. Los extractos de este vegetal disminuyen la actividad locomotriz y protegen las neuronas. Sus propiedades antioxidantes previenen la muerte neuronal, la cual provoca padecimientos como el Alzheimer.
Un estudio publicado en Oncology Reports demostró que los extractos de hojas de lechuga inhiben el desarrollo de células cancerígenas en casos de leucemia y cáncer de mama. Las pruebas realizadas sugieren que el consumo requerido para matar el 50 por ciento de las células leucémicas es de tres kilos.
Healthline explica que el folato presente en la lechuga romana ayuda a la división celular, la producción de ADN y el material genético. La deficiencia de este nutriente podría provocar problemas como parto prematuro, un bebé de peso bajo o defectos congénitos como espina bífida.