Las ollas de barro pueden considerarse como una de las vajillas más antiguas de la historia. Con antecedentes en América y África, estos utensilios nos sirven para preparar de manera tradicional mole y bebidas, como el café.
Se cree que el barro agrega un sabor único a los alimentos o que mantienen el calor por mucho más tiempo, lo cual facilita el proceso de cocción. Pero ¿sabías que cuando son nuevas debes “curarlas”?
Dentro de la gastronomía, dicho término hace referencia al proceso por el que se somete una olla o cazuela antes de utilizarla. Hay muchas razones para hacerlo y en Menú te explicamos cómo.
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La acción de ”curar” ayuda a cerrar los poros del barro, haciendo que nuestros utensilios sean resistentes tanto al calor como a los cambios de temperatura. Además, previene que nuestros alimentos adquieran un sabor a arcilla.
De acuerdo con un artículo de la Revista del Consumidor, para curar una olla de barro debes realizar los siguientes pasos:
Así de sencillo alargarás la vida útil de tu olla, que podría ser de los 10 a 20 años, dependiendo de la calidad del barro y los cuidados que le des.
Cocinar con utensilios hechos de barro tiene varias ventajas. Una de ellas es que, gracias a la porosidad del material, el exceso de vapor se escapa de la olla, controlando la humedad para cocer fácilmente los alimentos.
De igual manera, incrementa el sabor de nuestros ingredientes y, al retener el calor por más tiempo, provoca una cocción uniforme.
A diferencia del aluminio, el barro es una opción sustentable puesto que ahorra gas. Finalmente, esta arcilla es resistente a los hornos, braseros y parrillas, es poco probable que sufra daños con el fuego.
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