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Entre las cañadas del bosque de Zitácuaro, en Michoacán, se encuentra un oasis de agua
de manantiales donde comienza la vida de las truchas de Nemi Natura .
Este proyecto nació hace más de 30 años, cuando la doctora Beatriz Gómez Lepe emprendió la búsqueda de un lugar entre la naturaleza que pudiera llamar hogar. Los bosques de Zitácuaro fueron elegidos como refugio, donde fundó una granja de truchas , que a la fecha, funciona de manera sostenible. Desde hace 15 años, es dirigida por su hija, la bióloga Citlali Gómez, donde también su familia dedica su vida a esta actividad acuícola.
Foto: Edgar Silva Fuentes S. / El Universal
Nemi
significa “vida” en náhuatl, y es lo que se resguarda en este lugar envuelto en naturaleza. En esta granja, se crían truchas arcoíris, blancas y salmonadas. No es un trabajo fácil, sino una constante lucha por mantener las condiciones adecuadas para estos animales.
Foto: Edgar Silva Fuentes S. / El Universal
Una de las principales necesidades de estas especies es el agua dulce, la cual debe estar correctamente oxigenada y a una temperatura no mayor a 18°C. Zitácuaro cumple con estos requerimientos gracias a que, el agua que corre por sus ríos, proviene directamente de manantiales. Estos alimentan las granja. Las grandes cantidades de agua se desvían para llenar las tinas de cría y se regresan al caudal río abajo, lo que permite tener un estilo de acuacultura sostenible. “El objetivo de la granja es construir sin destruir” asegura Joan, quien pertenece a la cuarta generación familiar involucrada en Nemi Natura .
Del huevo al plato
La vida de las truchas comienza con el huevo, el cual se compra fuera del país, ya que las condiciones climáticas de México no permiten llevar a cabo su reproducción, pues se necesitan temperaturas de entre tres y doce grados centígrados para este proceso. Los huevos certificados se obtienen de Canadá, Dinamarca o Estados Unidos y, al llegar a Zitácuaro, comienza su desarrollo.
Foto: Edgar Silva Fuentes S. / El Universal
Cuando este pez nace, requiere comer hasta seis veces al día. Aquí se usa alimento certificado. Citlali comenta: “el alimento contiene un porcentaje de harina de pescado. Nosotros estamos buscando sustituirla por harina de insectos, para dar un uso a este recurso que proporciona gran cantidad de nutrientes.”
A medida que el animal crece, se cambia de tina para asegurar que haya espacio suficiente y que todos sean de tamaños similares, ya que las truchas son carnívoras y, en caso de convivir con ejemplares más pequeños, es probable que los devoren. Alcanzan el tamaño promedio de venta entre los nueve y 12 meses. La trucha salmonada no es más que una trucha arcoiris que, durante los últimos meses de vida, se alimenta con cáscara de camarón molida o incluso, como se ha hecho en esta granja, con pétalos de flor de cempasúchil. El aumento en la cantidad de carotenos tiñe la carne del pescado con el característico tono rosado.
- "La diferencia entre un pescado bueno y uno malo no es la especie, sino el agua en la que se cultiva. ” Citlali Gómez Lepe. CEO Nemi Natura.
En Nemi Natura las truchas son criadas sin uso de químicos o medicamentos. Por ello es crucial mantener una cadena de producción estricta, que asegure que las condiciones en las que se desarrollan sean las adecuadas.
Foto: Edgar Silva Fuentes S. / El Universal
La mayor parte del producto se envía a la Ciudad de México, debido a la alta demanda de las tiendas, consumidores particulares y del ramo restaurantero. Gracias a ello, nos es posible disfrutar de la frescura de la carne de trucha de este proyecto consciente y sostenible en casa o en la mesa de los mejores restaurantes.
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