Desde 1991, cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes con el fin de concientizar sobre las causas, el tratamiento, los síntomas y las complicaciones asociadas a esta —cada vez más frecuente— enfermedad. El tema de este año es: “Diabetes: protege a tu familia”. El objetivo principal de la campaña es generar conciencia sobre el impacto que la diabetes tiene sobre el núcleo familiar y promocionar su importante papel en el tratamiento, la prevención y la educación de esta condición.
La dieta es un factor clave para mantener una buena calidad de vida y un buen control de la glicemia, tanto en las personas que viven con diabetes como en el resto de la familia, sin embargo, giran muchos mitos e información errónea en torno a nutrición y diabetes.
Este tipo de productos portan leyendas atractivas que generan confusión, sin embargo, muchos de ellos no son la mejor opción, pues además de que sí aportan calorías e hidratos de carbono (nutrimento que deben cuidar las personas con diabetes) frecuentemente son ricos en sodio u otros ingredientes poco saludables. Por otro lado, los productos procesados “sin azúcar” suelen endulzarse con polialcoholes como sorbitol, xilitol y manitol que -en exceso- provocan malestar gastrointestinal.
Es un mito muy arraigado que incluso algunos profesionales de la salud siguen afirmando. Tanto la Asociación Americana de Diabetes como distintas investigaciones arrojan que una dieta correcta debe incluir suficientes frutas y verduras frescas (no jugos) para disminuir factores de riesgo asociados con la enfermedad. Es recomendable, además de mantener un buen control de las porciones, combinar la fruta con alimentos ricos en proteína y/o grasas como yogurt, queso, nueces o semillas. La Federación Internacional de Diabetes recomienda comer hasta tres raciones de fruta fresca cada día.
Los productos diseñados para personas con diabetes suelen ser costosos y de baja calidad nutrimental, una dieta correcta se compone de alimentos económicamente accesibles como verduras, frutas, leguminosas, pescado, aves, oleaginosas, semillas, quesos bajos en grasa, lácteos fermentados (kéfir, jocoque, yogur) y en menor cantidad carne roja, así como cereales de grano entero ricos en fibra como avena, quinoa, arroz salvaje y amaranto, derivados de maíz como tortillas y tostadas (preferentemente deshidratadas).
Se tiene la errónea idea de que las personas que viven con diabetes deben limitar el consumo de lácteos, principalmente leche, por tratarse de un alimento rico en hidratos de carbono provenientes de la lactosa (azúcar natural de la leche). Si bien esto es cierto, se trata de hidratos de carbono de índice glucémico bajo, lo que ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en sangre. Asimismo existe una asociación inversa significativa entre la ingesta de productos lácteos y el riesgo de diabetes tipo 2. La Asociación Americana de Diabetes (ADA) recomiendan el consumo de 2 a 3 porciones diarias de productos lácteos bajos en grasa dentro de una dieta equilibrada.
La diabetes, al día de hoy no tiene cura, si bien mantener hábitos de vida saludables y una dieta correcta favorecen el buen control de la glicemia, no hay alimentos que por sí solos reviertan la enfermedad. El nopal es considerado un alimento hipoglucemiante, es decir, impide la elevación de las concentraciones de glucosa, por tanto, se requiere cuidado apropiado al combinarse con los medicamentos para la diabetes.