El brandy es una bebida alcohólica correspondiente a la categoría de los espirituosos. Es el resultado de la destilación de ciertos tipos de vino o aguardientes específicos. Posteriormente se envejece en barricas y su graduación alcohólica puede variar entre los 36 y 45 grados de alcohol.
A comienzos del siglo VII, llegó a occidente la técnica del destilado, de mano de los árabes, quienes no podían beber vino por motivos religiosos. Ellos encontraron la manera de destilar el vino para obtener lo que llamaban “al-kohol” y utilizarlo como antiséptico o base para perfumes.
Para el periodo del siglo XVII al XIX, en España ya se producían espirituosos con fines de exportación, los destinos de estas bebidas eran los países del norte de Europa, siendo Holanda el mayor consumidor.
Foto: Pixabay
A partir de esto, resulta lógico que la palabra “ brandy ” sea una adaptación de “brandewijn” que en holandés significa “vino quemado”. Existen también, aguardientes cuyo contenido de alcohol es bajo y se les conoce como “holandas”, otro nombre acuñado debido a la popularidad que tenían dentro de los Países Bajos.
En el caso del Brandy de Jerez , se trata de un destilado con Denominación de Origen , el primero creado por parte del Consejo Regulador en España para una bebida, en el año de 1989.
La zona geográfica en la que se elabora corresponde al Marco de Jerez, España. La condiciones climáticas que ofrece la región, confieren al producto resultante características diferentes a las que se encuentran en otros brandies. Otro de los factores que aportan al Brandy de Jerez sus propiedades específicas, es el proceso tradicional de crianza y soleras.
Primero se lleva a cabo la destilación de los vinos, durante la cual se separa por medio de calor el alcohol de los vinos base y se separan las “colas” y “cabezas” (primeras y últimas fracciones de alcohol no deseadas) para dejar únicamente el “corazón” de la destilación. Posteriormente se lleva a cabo el envejecimiento.
La crianza se hace introduciendo el brandy dentro de barricas de roble americano, previamente envinadas con Vino de Jerez, llamadas botas jerezanas. Ahí se desarrollan gran parte de los aromas y sabores del Brandy de Jerez .
Foto: Pixabay
Las soleras son las barricas que contienen el brandy más añejo, éstas se colocan a nivel del suelo dentro de las bodegas y sobre ellas se van apilando barricas en orden de “edad”.
El método de solera consiste en extraer una pequeña cantidad de brandy de la solera para el embotellado y venta, misma cantidad que se reemplaza con brandy de la barrica de encima, y así sucesivamente hasta reponer el brandy que se extrajo a cada contenedor.
Dentro de la clasificación del Brandy de Jerez existen tres categorías que se definen según el envejecimiento y la cantidad de componentes volátiles que contienen.
La primera categoría es Solera, que debe cumplir con un envejecimiento de seis meses a un año y 150 gramos de componentes volátiles por hectolitro de alcohol. La segunda categoría es llamada Solera Reserva y exige envejecimiento de uno a tres años y 200 gramos de componentes volátiles.
Por último, la categoría Solera Gran Reserva solicita al menos tres años de envejecimiento aunque gran parte de los productores prefiere llegar a los 10 años. La normativa indica que la cantidad de componentes volátiles sea de 250 gramos por hectolitro de alcohol puro.
Para conocer un poco más sobre el Bandy de Jerez , la marca Gran Duque de Alba nos invitó a experimentar un maridaje muy interesante con chocolates elaborados por el reconocido chef Iván Millán.
El brandy Gran Duque de Alba cambió su imagen pero no su esencia. En esta ocasión pudimos degustar su Brandy de Jerez de categoría Solera Gran Reserva, que se elabora a partir de holandas de excelente calidad.
Foto: Pexels
Los vinos que se usan son blancos jóvenes, fermentados a baja temperatura, principalmente de uva Airén y uva Palomino. Gran Duque de Alba envejece su brandy en barricas durante 12 años, llevando al máximo las características de aroma, sabor y personalidad de este destilado.
Para la cata, la experta Magaly Iturralde recomendó servir el brandy en una copa cerrada que permita concentrar los aromas y sabores de la bebida. Primero se apreciaron las características visuales.
Encontramos un brandy con tonos color caoba, destellos dorados y de reflejos brillantes, las “piernas” que se marcan en la copa denotan un alto contenido de alcohol.
La siguiente etapa fue olfativa, donde resaltaron aromas a chocolate, especias calientes, vainilla y pimienta.
En el gusto, se trató de una bebida cálida, con sabores que reafirman lo que sugiere en al olfato, se detectó una textura untuosa en la boca y los aromas permanecieron por largo tiempo en el retrogusto.
Foto: @guitarzinc
Para el maridaje, el chef Iván Millán preparó cuatro tipos de bombones de chocolate. Los rellenos consistieron en mezclas como coco y avellana, praliné de avellana, ganache con sabor a café de olla, albahaca y vinagre balsámico y el más sorpresivo, queso roquefort.
Sin duda, se trató de una experiencia que llevó los sentidos al límite. Una nueva forma de disfrutar del Brandy de Jerez sin perder de vista las características que se logran después de muchos años de esfuerzo y trabajo para que una botella llegue a nuestras mesas.
Leer más: ¿Cuántas calorías tienen las cervezas que se venden en México?