La avena es uno de los cereales más versátiles, económicos y fáciles de encontrar en el mercado. Con ella podemos darle un giro saludable a cualquier platillo, ya sea en pasteles, tortillas o licuados.
Un kilo de este alimento cuesta aproximadamente $20.00 y bien vale la pena el precio porque sus beneficios sobre la salud son muchísimos. Además, hoy en día encontramos diversos productos derivados de ella, como la harina, leche y panes.
Pero ¿cuál es el mejor momento para comerla? En Menú resolvemos una de las dudas más frecuentes sobre este alimento que ha ganado popularidad dentro de nuestros desayunos y cenas.
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Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, una porción de avena tiene cerca de 1.8 miligramos de vitamina B1 (tiamina), la cual ayuda a descomponer los azúcares de los alimentos y mantiene los nervios y el corazón saludables.
También aporta 1.36 mg de manganeso, que constituye entre 59% y 76% de la recomendación diaria para hombres y mujeres. Este mineral fortalece los huesos, favorece la reproducción, la coagulación sanguínea y mantiene al sistema inmunitario sano.
Asimismo, posee grandes cantidades de fibra para mejorar el tránsito intestinal y combatir el extremeñito. Mientras que su hidratos de carbono nos dan mayor saciedad, así que es perfecta para regular el apetito.
Por su parte, el sitio Medical News Today detalla que la avena también es apta para las personas que batallan con el control del azúcar en la sangre. Ello se debe a que impide los picos de glucosa, por el contrario, mantiene una respuesta glucémica estable.
La avena se puede consumir en cualquier momento, pero existe una diferencia en el nivel de absorción de sus nutrientes. Dependiendo del horario en que la ingieras, tu cuerpo aprovechará sus nutrientes.
Por ejemplo, consumir avena en las mañanas podría ayudarte a bajar de peso debido a que su fibra acelera el metabolismo. Y gracias a su efecto saciante, nos permite tener un control sobre las porciones de alimentos que comemos en el día.
En cambio, si consumes este cereal por la noche tus niveles de azúcar y el colesterol reducirán significativamente. ¿La razón? Hace que la absorción de glucosa sea más lenta y no le caerá "pesada" a tu estomago.
Para aprovechar sus nutrientes, la recomendación de especialistas es comer avena con algún tipo de fruta (plátano, fresas, arándanos o manzana) y evitar añadirle azúcar extra.
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