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Cada inicio de año, desde que establecimos esta deliciosa relación vínica por allá del 2016, me gusta jugar a pensar cuáles serán los proyectos que la romperán en los meses venideros… Esas bodegas que hay que encartar, descorchar y promover ya mismo. Nunca me había atrevido a compartir los resultados de este divertido, pero hasta ahora fantasioso, ejercicio personal.
Ayer recibí un mensaje de un colega, dedicado a la venta y distribución de vinos de calidad: “Carlos, ¿cuáles son las bodegas mexicanas que deberíamos incorporar a nuestro portafolio?”
No es la primera vez que un vinatero me consulta al respecto, pero sí la primera en que la misma pregunta surge una y otra vez, de forma sistemática, en distintas conversaciones. Puede notar, querido lector, que el juego tomó una singular seriedad este inicio de año.
CADA VEZ SON MÁS LOS BUENOS
Empezaré lógicamente por Baja California. Desde hace dos años tengo una fijación por los vinos de Finca La Carrodilla y Roganto , a mi juicio situados en el máximo nivel cualitativo que uno pudiera hallar en el país: proyectos maduros, con sustento en campo, filosofía de respeto por la fruta y enología brillante.
Igualmente debo apuntar a Norte 32, Viñas del Sol, Torres Alegre y Familia, Bruma, Altotinto, Casa Magoni, Quinta Monasterio, Vena Cava y Viñedos de la Reina , listos para reafirmarse en la cima de los vinos mexicanos premium.
Incuestionable también es la figura de El Cielo , como una de las bodegas a las que hay que prestar atención en todo momento, a la par de Monte Xanic y L.A. Cetto , más vigentes y atractivas que nunca.
En el vasto universo nacional es necesario ir por región. En 2020, ningún vino me sorprendió tanto como el López Rosso Cavas Viognier, de Viñedos y Crianzas López . Este será uno de los proyectos más rompedores, no solo de Zacatecas sino del Bajío. Ninguna otra etiqueta se sirvió desde mi mano tanto como el Vinaltura Espuma Rosé , espumoso vinificado en Colón, Querétaro , a partir de Syrah, Chenin Blanc y Viognier. Créame cuando le digo que estas dos joyas, en sus nuevas añadas, se encartarán sí o sí en los grandes restaurantes de México. ¡Ya está pasando!
De Querétaro también hay que mencionar a Bodegas De Cote , con vinos que parecen salidos de grandes regiones del mundo. Pero no lo digo de forma figurada, ¡no!, hablo de rosados estilo Provence y blancos que gritan Borgoña en los sentidos. No sabe cómo deseo echarle mano a sus nuevas añadas.
Cava Quintanilla
, con la nueva guía enológica de Matías Utrero, y Pozo de Luna , que ha dado en el clavo con uva Malbec totalmente diferenciable, bien afinada en roble francés y americano, serán los puntos de referencia en San Luis Potosí . Cualquier vinatero, distribuidor o sommelier debería estar buscándolos ya mismo.
El espectáculo más alucinante, sin embargo, vendrá del norte. Acuérdese de “ Vinos Santa Clara ”, en Chihuahua , con etiquetas de calidad comparable a los grandes Encinillas. Y de Coahuila , a mi juicio la región más noble de este país. Aquí habrá que mantenerse atento a Bodegas del Viento y Los Cedros , en la Sierra de Arteaga, pero más importantemente a Don Leo y a Hacienda Florida , posicionados hoy entre los grandes jugadores del estado. Entenderá mis palabras cuando pruebe ese rosado que acaba de surgir en Hacienda Florida.
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