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El fine dining se está replanteando en el mundo entero, en el caso del yucateco Roberto Solís , chef y propietario de Néctar, la ley seca y el toque de queda que ocasionó la pandemia, lo movieron a pensar en alternativas para generar ingresos y seguir en la mente de la gente al tener su restaurante estrella sin movimiento.
“Al inicio del confinamiento cerré un mes, la idea era regresar hasta que se activaran las cosas, pero me di cuenta que es necesario tener presencia y ser una marca vigente, así que comencé a preparar lechón los fines de semana, un plato confortable, abundante y para compartir en casa”, comenta Roberto, también dueño de la taquería Kisin e Irori, de especialidad japonesa.
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Al tener una cocina con equipamiento de lujo, Roberto Solís decidió aprovechar el espacio y emprender tres negocios gastronómicos con los cuales mantener la nómina, la renta además de la plantilla de empleados. Con el ingenio pandémico dio a luz a Sabukam Sandwichería y Ñam Ñam Thai, cocina tailandesa con un toque yucateco.
“Me dí cuenta que en Mérida no hay sandwicherías, están las clásicas tortas económicas que todos conocemos, así que decidí entrarle con pan brioche, chapata y focaccia hechas en casa además de ingredientes frescos. No busco ser auténtico, pero sí que tenga onda y eso está funcionando”, dice Roberto.
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Otro de sus proyectos es venta de productos locales por e-commerce en donde la sal de Celestún, la miel melipona, los encurtidos y el cerdo pelón empacado al alto vacío, serán parte de los productos que tendrá a la venta en la plataforma la cual estará funcionando en un mes bajo el nombre de Sabukam Orgánico con entrega a todo el país.
Huniik, un fine dining informal
El segundo spot culinario de lujo que abrió Roberto el año pasado tendrá modificaciones. El menú por tiempos, cambiará a un formato de carta regular pensado en los comensales locales porque ahora “la sobrevivencia será con ellos, no con los extranjeros que solían visitar Huniik y Néctar”, afirma Roberto quien ha sido uno de los impulsores del turismo gastronómico desde hace años.
“La necesidad nos movió, uno aprende a vivir con menos, a bajar los costos, a ahorrar y apreciar mucho más cada peso que entra a la bolsa. En Hunnik, quiero ser feliz, trabajar sin estrés y hacerlo todo personalmente”, finaliza el pionero de la nueva cocina yucateca.
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