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Parafraseando a Víctor Hugo: “Amar es decir te amo sin tener que hablar”. Y para esto una botella de vino siempre es un gran aliado.
El amor tiene tantas facetas como los colores del vino tiene reflejos en una copa.
En estos tiempos tener aliados confiables a la mano es una absoluta necesidad, si el amor y los amigos están lejos de nosotros, busquemos un vino cuyos aromas y notas sean tan intensos que nos transporten hasta el objeto del deseo y compartir con nuestras personas favoritas, pareja, amigos, familia, aquellos que nos hacen sonreír.
Tomando en cuenta esto y para que disfruten de un San Valentín único, aunque sea a la distancia, es que les traigo algunas recomendaciones para disfrutar en esta fecha.
Desde Argentina podemos disfrutar de esos vinos que embriagan de amor, y que son ideales para enviar señales de humo a esa persona especial hasta donde se encuentre…
Esta vez no escojamos un Malbec, sino un vino elaborado con Bonarda , esta cepa italiana que en Argentina se siente tan a gusto. La Bonarda de Alfredo Roca es envolvente, casi mística, se cata a sorbos y se platica despacio. Proveniente de San Rafael, al sur de Mendoza, se aloja en un valle más frío que le otorga mayor frescura al vino y le brinda una elegancia de cortejo amoroso. En el amor como en el vino siempre hay que dejar pendientes para nunca aburrirse.
Si el ser querido está a distancia de brindis, un Champagne es más que apropiado. Ante la duda, Champagne es la respuesta. Pero ante el amor, es prácticamente una obligación.
Hace doscientos años la bodega Billacart-Salmon inventó la categoría de Champagne rosado y este, es sin duda un must. Las copas brillan, las burbujas se persiguen como amantes que juegan, y cada sorbo nos prepara para amarnos de todas las maneras que surjan.
Y como tipos de amor hay tantos como vinos, también está el amor fraterno, el de los amigos. Hoy quizás haya algunos que no podemos ver… así que armemos un encuentro en alguna plataforma y reunámonos alrededor de una botella de vino mexicano.
Relámpago, del Valle de Guadalupe tiene la intensidad y la alegría necesaria para prender a cualquiera. Armen un paquete de cata divertido, vamos a alejarnos por un momento de las carnes y frías y de los quesos. Pónganse creativos y armen el convivio en línea. Vino más complementos y sobretodo amigos.
Que una botella de vino nunca se bebe sin compartir. Y este año hemos descubierto nuevas maneras de estar con los que amamos, aunque sea a distancia.
Para conocer más sobre la trayectoria de Sophie Avernin y descubrir su tienda de vinos visita www.grandesvinedos.com o síguela en sus redes sociales: @grandesvinedosdefrancia y @sophieavernin.
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