Le platicaba de mi recorrido por Parras de la Fuente y sus alrededores, visitando los proyectos vitivinícolas que decidieron sumarse a la agenda de México Selection by Concours Mondial de Bruxelles Coahuila 2022. Pero nunca le dije que dediqué dos días a viajar por dos regiones coahuilenses que, sin lugar a duda, marcarán el rumbo de la industria vinícola nacional en los próximos años: General Cepeda , la casa de Hacienda Florida, y Arteaga , imposible de entender sin Bodegas del Viento y Bodega Los Cedros . ¡Ya lo están haciendo!
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Nuevos rumbos enológicos
Si bien apuntar a estas regiones es hablar de territorios jóvenes, con 20 años de historia productiva, también es hacer referencia a algunos de los vinos que más han logrado capturar mi atención en los últimos años. Siempre, en cualquier charla sobre vinos mexicanos, ambos polos productivos surgen gracias a su singular climatología y gran potencial para la obtención de frutos de calidad.
En General Cepeda, Hacienda Florida despegó en el 2012 como un proyecto agrícola liderado por Salomón Abedrop. Desde el comienzo, los esfuerzos se concentraron en la producción de Cabernet Sauvignon, Grenache, Shiraz, Malbec y Mourvèdre en un vasto proyecto colonizador en una zona desértica a más de mil 300 metros sobre el nivel del mar. Créame cuando le digo que se trata de un auténtico proyecto de agricultura extrema, con diferenciales térmicos de hasta 22°C, veranos calurosos e inviernos radicalmente fríos, marcados por agresivas corrientes de viento.
Los vinos muestran una clara influencia de este clima. Los rosados , generalmente a base de Grenache, despliegan intensos tonos frutales y florales, y una acidez vibrante en el límite del nerviosismo. Los tintos suelen ser excepcionalmente frescos, con gran estructura y taninos firmes, a los que se suman singulares recuerdos minerales. A mi juicio, lo comentaba con Debanhi Torres , enóloga de Hacienda Florida, el futuro está en Grenache y Mourvèdre .
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A cerca de 30 kilómetros de Saltillo , a más de dos mil 100 metros sobre el nivel del mar, Arteaga brilla como el territorio fascinante de la vitivinicultura del norte de México. Lo digo convencido: pocas regiones en el mundo son capaces de ofrecer tales condiciones para el cultivo de la vid en un escenario tan fantástico: clima continental, amplitudes térmicas de hasta 25 °C y ciclos de maduración más prolongados resultan en mayores concentraciones de color, aroma y sabor.
Aquí todo se resume en Bodegas del Viento y Bodega Los Cedros , pioneras en la zona. En el Cedrito, Don Rosendo Villarreal Dávila comenzó con la plantación de vitis vinífera en 2009, persiguiendo la idea de producir vinos de calidad y abrir paso a la industria vitivinícola en un territorio virgen con Los Cedros. En Huachichil, la historia de Bodegas del Viento inicia en 1998 con un viñedo experimental dedicado al cultivo de 15 cepas distintas, resultado de un esfuerzo conjunto de la familia Dávila y distintas dependencias gubernamentales.
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No todo es el excepcional Pinot Noir de la zona. ¡No! Los trabajos locales también han comprobado el potencial del terruño para el Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot, Cabernet Franc y Malbec. Del lado de las blancas, olvidando aquella granizada del 2019 que literalmente devastó el viñedo de Bodega Los Cedros, se apunta a Chardonnay y Chenin Blanc, cepas que al transformarse en vino son de gran carácter frutal y floral, con acidez única.
*Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.