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Es de entenderse que, después de los excesos de las fiestas decembrinas, entre los propósitos más comunes del nuevo año estén bajar de peso y tener un estilo de vida más saludable. Ambas cosas, que implican un cambio importante en los hábitos alimenticios, suelen provocar enredos entre quienes, ante la prisa por bajar de peso, confunden verdaderas transformaciones personales —que por razones éticas o de salud implican un cambio radical de régimen— con las centenares de dietas milagro y modas pasajeras que suelen ser adoptadas sin asesoría profesional, provocando, además del famoso efecto rebote y daños severos a la salud que pueden ser irreversibles.
Debido a eso, hemos hecho un breve compendio de términos que escuchamos con frecuencia cuando hablamos de dietas, que puede servir como un punto de partida para decidir, en conjunto con un especialista, cuál es el régimen alimenticio más adecuado para nuestra salud, para nuestros objetivos (físicos o ideológicos) y para nuestro estilo de vida.
Dieta paleo
Parece nueva, pero no lo es: recientemente popularizada entre quienes practican crossfit (ya que incrementa los niveles de energía). Tiene su origen en 1975, cuando el gastroenterólogo Walter L. Voegtlin publicó el libro The Stone Age Diet: Based on In-depth Studies of Human Ecology and the Diet of Man , en el que expuso que lo más adecuado para el cuerpo es abandonar la comida procesada, ya que asimilamos mejor los alimentos tal como los consumían nuestros antepasados prehistóricos.
Para la nutrióloga mexicana Mercedes Cortina (egresada de la Universidad de Scranton en Pensilvania, Estados Unidos) esta dieta basada en carne, pescado, frutas, verduras, frutos secos y raíces aporta nutrientes de manera adecuada y no es tan difícil de seguir como parece, pero debe hacerse con supervisión de un experto en nutrición.
Conclusión: Es una dieta que puede resultar exitosa si se acompaña de asesoría profesional, actividad física y de la firme convicción de abandonar todos los alimentos procesados.
Libre de lactosa
Hay quien asegura que dejar los lácteos “adelgaza y cambia tu vida”. Para Mercedes Cortina, a menos que se padezca una alergia o intolerancia a la lactosa, dejarlos es una decisión que depende de cómo se sienta la persona que lo que consume. Desde los siete u ocho años dejamos de producir lactasa, que es la enzima que nos ayuda a digerir la lactosa. La experta explica que, después de esa edad, la leche se vuelve tan difícil de digerir que los productos en el mercado deben incluir lactasa para poder asimilarla.
“Productos derivados, como el yogur y el queso, llevan otros procesos que los hacen menos dañinos e indigestos”. Al dejar de consumir lácteos, mucha gente nota que se desinflama. Cortina explica: “los lácteos aflojan las mucosas, también la intestinal, lo que provoca irritación e inflamación”.
Conclusión: Dejar de consumir leche no supone un peligro para la salud; puede ser beneficioso sustituirla por alguna de origen vegetal.
Detox con jugos
Para la periodista científica Erin Brodwin, nadie necesita un detox. “El cuerpo ya tiene un sistema súper eficiente para filtrar las sustancias que le hacen daño”, explica en la revista Business Insider .
Conclusión: Según Brodwin, “para las personas propensas a tener desórdenes alimenticios, las limpias con jugos pueden ser la puerta a problemas mayores” pero, para Cortina, adoptar los jugos como algo habitual es positivo: “tomar un jugo de zanahoria, piña, limón y apio es muy bueno para iniciar el día; uno de betabel con frutos rojos es un maravilloso antioxidante. Pero es importante precisar que no se puede vivir de jugos porque el cuerpo necesita los nutrientes de todos los alimentos. Los jugos jamás sustituirán una comida equilibrada en nutrimentos.
Libre de gluten
Como en el caso de la lactosa, dejar el gluten es una decisión que depende de cómo lo asimile cada persona. Por supuesto, para quienes padecen enfermedad celíaca o intolerancia a este conjunto de proteínas que se encuentra en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, su eliminación será algo mandatorio. Eso sí, la nutrióloga Mercedes Cortina advierte: “Muchas cosas están etiquetadas como libre de gluten, pero siempre hay que revisar bien. También hay que saber qué esperar: mucha gente que quiere bajar de peso busca cosas gluten free y nada qué ver, eso sólo significa que le han quitado la proteína”. Hay muy poca evidencia científica de su utilidad para bajar de peso, según la Clínica Mayo.
Conclusión: Quien deja de comer gluten por moda no padece ningún problema, solo debe asegurarse de seguir consumiendo cereales como amaranto, quinoa o maíz para tener proteínas. Al igual que con los lácteos, eliminar el gluten de la dieta no es un acto que en sí mismo sea un método para adelgazar.
Veganismo
Aunque pareciera ser una moda reciente, esta práctica data de 1944, cuando el activista inglés en pro de los derechos de los animales, Donald Watson , fundó la Sociedad Vegana . Desarrolló esta dieta movido más por objetivos éticos que de nutrición. En términos dietéticos, denota la práctica de “prescindir de todos los productos derivados total o parcialmente obtenidos de un animal”. Es así que, si se busca sólo bajar de peso, esta práctica no es la elección adecuada.
“Conozco a muchas personas comprometidas con el veganismo y en algunas noto síntomas de envejecimiento acelerado”, comenta Mercedes Cortina. Explica que quienes muestran estos efectos son quienes no consumen las cantidades adecuadas de proteínas que, en ausencia de la carne, pueden obtenerse de la combinación de cereales y leguminosas.
Conclusión: Adopta el veganismo sólo si coincides a nivel ideológico con él y hazlo de la mano de un experto que te guíe en los alimentos que te aportarán los nutrientes de los alimentos de origen animal; no lo busques si tu objetivo es bajar de peso.
La alimentación nos ayuda a estar saludables y la mejor forma de sentirte bien es comiendo adecuadamente y haciendo ejercicio, que además liberará endorfinas y serotonina, la hormona de la felicidad. Según Paul Campos —autor del libro The Diet Myth: Why America’s Obsession with Weight is Hazardous to Your Health — “la idea de que hay que ser delgado o estar en el llamado peso ideal para ser saludable es una noción muy vaga. Si comparas a una persona con un estilo de vida saludable con otra con uno no muy sano, la gente que busca ser sana corre menos riesgos con su salud y eso es verdad de manera independiente al peso”. Así que lo importante es apostar por la salud y no por la delgadez extrema a causa de convenciones sociales irracionales.