Más allá de ser su originalidad por tener masa de maíz azul en su base y que en sus toppings estas pizzas tienen guisados de la cocina mexicana, Pixza tiene la intención de dejar un granito de arena en la sociedad. Esto es empleando a adolescentes en situación de calle (agentes de cambio) que quieran superarse y tener un oficio a futuro.
Es así como Pixza se ha convertido en una pizzería que les da la oportunidad de obtener habilidades gastronómicas básicas para que después se inserten en otro trabajo del ramo y puedan seguir desarrollando el oficio. La pandemia fue complicada para la familia de Pixza, pues tuvieron que cerrar sucursales, “pero eso no fue pretexto para despedir a ninguno de nuestros colaboradores”, comenta Alejandro Souza , fundador de la pizzería, “en abril las ventas bajaron un 90 por ciento, tuvimos que movernos rápido para encontrar alternativas de negocio además de mantener nuestros valores”.
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Lo que hicieron fue repensar sus productos como diseñar un kit para hacer pizza en casa , guisados; agilizar las entregas a domicilio y una línea de productos que fuera más allá de la comida con tazas, playeras y hasta un libro digital que hable de su historia y de cada uno de los participantes de Pixza.
También fue el periodo de confinamiento que les dio el Covid-19 ssirvió para que los colaboradores tomaran cursos de cocina y de emprendimiento. “Le dedicamos una hora para que desarrollen sus capacidades personales y profesionales con técnicas gastronómicas, la oportunidad de que echaran a volar su imaginación y nos propusieran nuevas recetas, cursos de atención al cliente, ventas, higiene,además de talleres para controlar la ansiedad”, detalla Alejandro.
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El maíz azul que utilizan en su masa proviene de diferentes cooperativas de San Jerónimo Acazulco, Estado de México ; los chapulines los traen de Oaxaca y las verduras de huertos cercanos a CDMX. Al día de hoy en su menú tienen alrededor de 17 pizzas diferentes que van rotando de acuerdo a la temporada.