“ Mendoza es como el Silicon Valley del vino argentino . No obstante la natural competencia que existe entre las bodegas, sabemos trabajar en equipo y cumplir objetivos comunes. Muchos de los que estamos involucrados en los actuales procesos de producción y comercialización somos los jóvenes. Traemos el gusto por esta tierra, la pasión heredada de nuestros padres, además de un entusiasmo por seguir proyectando la riqueza de nuestros vinos . Constantemente nos reunimos, platicamos sobre los temas que nos atañen como productores, externamos problemas particulares y colectivos y entre todos buscamos generar soluciones”, expresa Lucila Pescarmona , responsable del área de marketing y comercialización de Lagarde , asentada en la Zona Alta del Río Mendoza , considerada la primera zona productora de vinos finos del país por su particular variedad y calidad.
El ambiente ya de por sí provocativo de Mendoza, plataforma señorial del quehacer vitivinícola argentino, con el murmullo constante de los canales de agua venida de los Andes y que son anuncio y recuerdo de la fertilidad de estas tierras, se enriquece aún más con la potencia del capital humano y la visión de jóvenes como Lucila que están impulsando la presencia del vino nacional en todos los continentes.
La bodega fue fundada en 1897, en una época de auténticos visionarios. La casona patronal, custodiada por centenarios viñedos, guarda mucho de esa especial atmósfera de hallazgos y afirmaciones, con sus muros de adobe, los techos de caña y los pisos de pinotea. Dicho inmueble forma parte del patrimonio cultural mendocino.
El arraigo y la tradición sin embargo no sólo se expresan en las formas. Enrique Pescarmona , presidente del grupo Impsa, es no solo una leyenda del ámbito empresarial, sino también un icono de la vitivinicultura que ha sabido transmitir ese entusiasmo y dedicación a la siguiente generación. Y ante todo, una cultura del trabajo.
Actualmente la bodega es dirigida por Sofía Pescarmona , que además de su gusto, pasión y conocimiento del vino , es igualmente una mujer con gran visión empresarial. En ese sentido, la implementación de tecnología en los actuales procesos de producción y la definición de estrategias para continuar el proceso de exportaciones son directrices básicas de su administración.
Juan Roby
es el enólogo responsable de los viñedos desde 1999 y a partir de 2003 también la producción. Egresado de la Universidad Nacional de Cuyo , realizó un postgrado en la Universidad de Montpellier ; así como diversas capacitaciones técnicas en Estados Unidos e Italia .
“Los vinos de Lagarde son vinos elegantes, con equilibrio entre la fruta y la madera. Buscamos conservar y explotar al máximo las características de los terruños y métodos de elaboración para mantener la tipicidad e identidad de los vinos. Por eso sólo usamos uvas de viñedos propios, porque nos da la posibilidad de ser consistentes en la calidad pero también de ir mejorando y profundizando en el conocimiento del potencial de cada sector de las fincas.
“ Lagarde es una empresa tradicional que posee capacidad para un millón 600 mil litros y produce cinco líneas de vino, cada una con estilo y calidad asegurada, debido a que las uvas utilizadas para su elaboración provienen de viñas propias. Vamos desde varietales jóvenes para consumo rápido hasta vinos que pueden ser consumidos después de 10 o 15 años”, precisa Roby.
Alrededor de 35% corresponde a tanques de acero inoxidable con mallas de refrigeración incorporada, y un 65% a pequeñas y medianas piletas de cemento revestido en epoxi.
La temperatura de todos los tanques y piletas se controla mediante un sistema central, que permite un correcto monitoreo de las temperaturas a las que los vinos han sido sometidos durante su elaboración y conservación. A su vez, cuenta con 800 barricas de roble (85% francés y 15% americano), las cuales se renuevan cada 3 años en el caso de los vinos tintos, y cada 4 años en el de los vinos blancos.
“Exportamos 60% de la producción a más de 30 países, entre ellos México, Brasil, Perú, Colombia, Paraguay, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Antillas Holandesas, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Polonia, Rusia, Bélgica, Alemania, Holanda, Estonia, China, Japón, Malasia, Vietnam, Camboya, Laos y Filipinas”, añade.
Vamos por la segunda botella
Lucila
advierte que la zona de Mendoza tiene suelos muy buenos para el cultivo de la uva y también la amplitud térmica que favorece de forma determinante a la planta y la fruta. Sin embargo resalta que el punto esencial de Lagarde son los viñedos antiguos y que la empresa continúa siendo de carácter familiar.
“Nosotros producimos mucha variedad e incluso introducimos la uva Viognier en los años 90 en Argentina. Además, se trabaja el Malbec, Merlot, Syrah, Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, entre otros. Un vino memorable, por ejemplo, es un Malbec de viñedos de más de 100 años y 16 meses de añejamiento en barricas de roble”, indica.
En cuanto a una definición de los vinos de Lagarde , expresa que su estilo es más europeo, más de línea francesa; se pueden beber muy bien en las comidas.
“Como dice mi padre, hacemos vinos que un consumidor pueda tomar la segunda botella sin problema. Son más redondos, más elegantes y suaves”, precisa.
Agrega:
“Nuestra misión y objetivo principal ha sido la búsqueda de la más alta calidad en nuestros vinos y la definición de un estilo propio, elegante y representativo de nuestro terroir. La calidad se sustenta a su vez en incorporación del toque artístico de nuestros enólogos y de la propia familia, que hacen del proceso productivo un verdadero culto al vino”.