Las semillas son un alimento ideal para brindarle nutrientes a nuestro cuerpo. Resultan por demás benéficas a pesar de su tamaño, ya que albergan grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales.
Además, cada una de sus variedades aporta beneficios únicos. Y es que hay una semilla en particular que destaca por su contenido de calcio, mineral que ayuda a mantener en buen estado los huesos, contribuye a la circulación de la sangre y fortalece los músculos.
¿No te imaginas cuál es? En Menú te contamos todas las maravillas que las semillas de sésamo pueden hacer por ti.
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También conocidas como ajonjolí, dichas semillas tienen un aspecto pequeño y de color dorado. Son originarias de la India y poseen gran versatilidad como ingrediente en platillos, botanas, panes y galletas.
Constituyen una fuente natural de calcio, incluso más que la leche entera. De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad de Granada, 100 g de ajonjolí equivalen a 1000 mg de calcio; mientras que 100 ml de leche aportan 124 mg de calcio.
Además, el sésamo es rico en ácidos grasos Omega-3 y Omega-6, los cuales ayudan a mantener la salud del corazón y prevenir enfermedades cardiovasculares. Por otra parte, su alto contenido de hierro combate la anemia y mantiene al sistema inmunitario en buenas condiciones.
Las semillas de sésamo contienen oxalatos. Dicha sustancia puede causar problemas de salud, como la formación de cálculos renales o poner en riesgo la función de los riñones si se llega a consumir en exceso, según informa el portal Mayo Clinic.
Es aquí cuando surge la pregunta: ¿cómo aprovechar el calcio del ajonjolí de manera segura? Como siempre, la clave está en el consumo moderado.
La cantidad que se puede consumir de semillas de sésamo es de 1 a 2 cucharadas al día, indica la revista médica Tua Saúde. Se recomienda consultar con un nutricionista o médico antes de la ingesta, ya que las raciones pueden variar conforme la edad, peso y estado de salud.
Una vez que conozcas la cantidad de semillas que tu cuerpo tolera, el siguiente paso es activarlas. Este proceso consiste en tostar, remojar o germinar para eliminar ciertos compuestos que impiden la absorción correcta de los nutrientes.
En este caso deberás poner las semillas en un recipiente con agua y dejar que se remojen de 6 a 12 horas. Después, enjuaga las semillas y escúrrelas (repite el mismo proceso 3 veces).
Finalmente, para aprovechar al máximo todos los beneficios del sésamo, necesitarás moler o triturar las semillas antes de comerlas. Puedes apoyarte de un molinillo o utilizar una batidora pequeña.
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