Las nuevas tendencias alimenticias , como el boom de la comida gourmet o comida saludable , abrió la puerta al consumo de nuevos productos culinarios. Un ejemplo de ello es la gran variedad de sales que encontramos en los estantes del supermercado, la mayoría de ellas importadas y sin yodo, pero ¿qué tan conveniente es consumir una sal sin que esté yodada?
El organismo humano necesita del yodo para el perfecto funcionamiento de la tiroides y para la producción de las hormonas tiroideas —que durante la infancia promueven el crecimiento y la maduración del sistema nervioso central, y en la etapa adulta regulan el metabolismo de todos los órganos y sistemas—, por lo que se debe consumir una ingesta diaria de acuerdo a la edad de cada individuo.
Nayeli Martínez Cruz, especialista en biología de la reproducción, indica que de ninguna manera está en contra del consumo de estas nuevas sales que han salido al mercado y que no contienen yodo, pero recomienda que su consumo sea moderado, y aconseja que no se sustituya por la sal de mesa —que contiene yodo—.
“Todo radica en encontrar el punto medio, en mantener un consumo moderado de sal de mesa , y si de repente utilizas este tipo de sales para determinados platillos no habrá problema, todo con equilibrio, no intentes desaparecer de tu alacena la sal común —que es la que contiene yodo—, la cual también debemos utilizar sin exceso, también debemos tener mucho cuidado en su consumo”, comenta.
La especialista explica que la sal se comenzó a yodar por la necesidad de consumir este mineral, el cual lo obtenemos de ciertos alimentos, pero que era necesario aumentar su ingesta, porque su carencia ocasiona múltiples problemas en la salud mundial.
Por su parte, el Organismo Mundial de la Salud (OMS) , señala que “la mayor parte de las personas necesitan una fuente adicional de yodo, pues este elemento se encuentra en cantidades relativamente pequeñas en los alimentos. La yodación es el proceso de enriquecimiento con yodo de la sal común para consumo humano y es una estrategia eficaz para aumentar la ingesta de yodo en la población”.
Nayeli Martínez explica que “el yodo se absorbe en el tubo digestivo y de ahí se transporta por la sangre hasta llegar a la tiroides donde se internaliza para ayudar a la síntesis de hormonas tiroideas dentro de la célula folicular”.
Aclara que el yodo es “de esos nutrientes que el cuerpo no tiene capacidad de sintetizarlos y depende completamente de fuentes externas, como la sal, aunque en los últimos años también se ha tratado de fortificar otros alimentos, cada vez hay más marcas de leche y de yogur fortificados para garantizar el consumo adecuado de este elemento”.
La OMS destaca que el yodo “es esencial para el desarrollo saludable del cerebro del feto y el niño pequeño. Su carencia perjudica la salud de las mujeres, así como la productividad económica y la calidad de vida”.
Además, del yodo, algunas sales también han sido enriquecidas con flúor, como medida de prevención de caries.
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