En la más reciente entrega de su columna Vinícola en Tinta, Carlos Borboa le cuenta a los lectores de sobre la revitalización de la Garnacha en la DO Cebreros. En Villanueva de Ávila, en la cara norte del macizo oriental de la Sierra de Gredos, donde las montañas se despliegan como un manto de viñas centenarias, la Garnacha se alza como protagonista indiscutible. La DO Cebreros, creada en 2017, ha emergido en el panorama vitivinícola español como una de las regiones más prometedoras y dinámicas, impulsando una revolución silenciosa pero profunda en la forma de elaborar y entender el vino a través de esta icónica cepa.

Desde hace algunos días recorro la zona junto a un puñado de expertos de 12 países, invitados a la 5ª edición del , que organiza el en coordinación con . Debo confesar que, de entre todas las áreas productivas visitadas, la DO Cebreros ha capturado mi atención gracias a su enfoque de mínima intervención y a la apuesta de sus viticultores por reflejar fielmente el carácter del terruño.

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Aquí, la Garnacha ha encontrado su lugar en el mundo, dando vida a fermentados de elegancia y frescura sorprendentes. Lejos de los estereotipos que asocian esta variedad con vinos robustos y de alta graduación alcohólica, la Garnacha de Cebreros se presenta con una expresión más refinada y compleja. Esto se debe, en gran parte, a la altitud de los viñedos locales, que oscilan entre los 600 y 1,200 metros sobre el nivel del mar, y por supuesto al clima continental extremo y marcado diferencial térmico que favorecen una maduración lenta y equilibrada de las uvas. Suelos dominantes de pizarra y granito, que varían significativamente incluso en distancias muy cortas, dan a los vinos una identidad única, bien perceptible en todos los sentidos.

También hay que mencionar el trabajo de una nueva generación de enólogos que persiguen una viticultura regenerativa, con prácticas agrícolas que buscan mejorar la biodiversidad del suelo y preservar las viñas viejas, muchas de ellas plantadas en vaso hace más de 90 y 100 años. Estas viñas centenarias –literalmente perdidas en la montaña–, de bajo rendimiento pero de altísima calidad, son el alma de los vinos de la DO Cebreros y de toda la Sierra de Gredos.

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En Las Pedreras, bodega comandada por Bárbara Requejo y Guzmán Sánchez, la vinificación también ha evolucionado, adoptando métodos que priorizan la frescura y la pureza de la fruta. Fermentaciones espontáneas con levaduras autóctonas, uso moderado de barricas de segundo uso, damajuanas... Estos enfoques permiten mantener el protagonismo de la uva y evitar que la madera interfiera en la expresión natural del vino. En lugar de buscar fermentados densos y concentrados, Bárbara y Guzmán han optado por producir Garnachas de cuerpo medio, con una acidez vibrante, taninos finos y una impresionante capacidad de envejecimiento.

No es el primero ni el único esfuerzo por revolucionar la Garnacha en la zona, ¡no! Comando G, el colectivo de viticultores liderado por Daniel Gómez Jimenez-Landi y Fernando García, ha jugado un papel crucial en la revitalización de la Garnacha en la DO Cebreros y en otras zonas de la Sierra de Gredos, como Cadalso de los Vidrios y Rozas de Puerto Real, en Madrid, y Navarrevisca y Navatalgordo, en Ávila. Su enfoque en la viticultura de precisión, el respeto por las viñas viejas y la mínima intervención en bodega han resultado en vinos de gran pureza, frescura y expresión del terroir, ganando reconocimiento internacional y posicionando a la Garnacha de la Sierra de Gredos como una de las más destacadas a nivel global.

Comando G Rozas 1er Cru

Comando G Rozas 1er Cru. Foto: Especial
Comando G Rozas 1er Cru. Foto: Especial

Dónde comprar: Uncork Mexico

Precio: $895.00

Uva: Garnacha

Zona de producción: Sierra de Gredos, España

Vista: violáceo brillante, bien limpio y luminoso

Nariz: potentes aromas de frutos rojos silvestres, rosas deshidratadas, granada y especias sutiles, con una marcada y elegante frescura herbal

Boca: fresco, explosivo en frutalidad, bien mineral, con acidez vivaz y taninos finos. Largo y jugoso final frutal