San Miguel de Allende
no pasa de moda. La ciudad, nombrada este año como Capital Americana de la Cultura, recibió al afamado chef de asdendencia japonesa Katsuji Tanabe para llevar a cabo un par de cenas en el hotel Belmond Casa de Sierra Nevada. “La comida es un vehículo para contar una historia”, asegura el cocinero de madre mexicana y padre japonés. Y, en esta ocasión, promovió un apoyo al banco de alimentos de la localidad guanajuatense.
Katsuji, quien llegó a Los Ángeles a los 18 años y ahora es dueño de siete restaurantes, compartió los fogones con Mariel Beiza, chef ejecutiva del hotel Belmond, para ofrecer una muestra de la cocina de Nixon Chops & Whiskey, que es un steakhouse enfocado al paladar latino y la más reciente apertura del chef. “Soy la persona más incorrecta del mundo y me gusta ser incorrecto en mi cocina”, afirma Tanabe, quien ha participado con éxito en diferentes temporadas del programa Top Chef , incluyendo la primera de la versión mexicana.
La cena consistió en un par de entradas y dos platos principales servidos en family style con acompañamientos más que golosos. Para empezar, una sabrosa tostada de pulpo con chicharrón, alioli de chile serrano y tripa. “A mis clientes no les digo qué es el último ingrediente, de otra forma no la comerían”, cuenta riendo Katsuji. De segundo tiempo, el cocinero optó por una ensalada Iceberg, con aderezo de queso azul, huevo, tocino y cebolla morada. Se trata de un plato clásico que hace tiempo no se veía en los menús.
Una imponente cabeza entera de cerdo, se encargó de inaugurar los platos fuertes, así como de asombrar a todos los comensales. El animal fue confitado con limón, salsa de pescado y maple, y a manera de carnitas, se disfrutó cobijado por tortillas, acompañado de escabeche y unas gotas de una adictiva salsa picante de chile habanero fermentado.
Debido a que Nixon Chops & Whiskey lleva la carne en el nombre, llegó un colosal trozo de tomahawk a formar parte de la cena. A su costado: esquites con mayonesa dashi y togarashi (mezcla de siete especias), mac & cheese con trufa y coles de bruselas carbonizadas con tocino y vainilla. El detalle que más llamó la atención fue una pequeña bolsa, bautizada como dime bag, que contenía una mezcla secreta del chef para agregarle el umami al corte.
La colorida recta final, fue patrocinada por un pastel tres leches con unicorn farts (o gases de unicornio), helado de fruity pebbles y frutos rojos. Se trató de un postre muy lúdico e irreverentemente delicioso.
Cada plato se acompañó con vinos de San José Lavista, bodega ubicada a unos cuantos minutos de San Miguel de Allende. Este proyecto fue asesorado por el reconocido enólogo Hugo D’Acosta, y produce etiquetas de Malbec, Merlot, Syrah y Sauvignon Blanc.