Se dice que en punto de las cinco de la madrugada, llegaron tres sujetos con baúles oro, mirra e incienso a comer taquitos en Los Cocuyos, de acuerdo a nuestro informante, lo que comieron fue: campechanos con dos Boings de guayaba para Melchor, suadero y refresco de cola para Baltazar, así como tres de tripa y uno de maciza con refresco de toronja para Gaspar.
La vida cotidiana del chilango se ve retratada en los trazos del artista visual Joaquin Carreño Alons o. Tacos de suadero de medianoche en el Centro Histórico acompañados de un refresco de cola, una escena en donde los protagonistas son los Reyes Magos , después de la maratónica y exhausta entrega de regalos; un mapache chopeando una concha de vainilla en la orilla de la mesa de la cocina; o bien, una tarde de chismecito y micheladas con los amigos.
A sus 24 años, sigue el oficio de su familia. Su abuelo, Jorge Carreño caricaturista de la revista Siempre! Y su padre, Luis Carreño, quien también se dedicó a ilustrar el acontecer político y social en El Universal.
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“Antes de dedicarme de lleno en las artes plásticas, quería estudiar gastronomía, pero después de pensarlo bien, decidí seguir el camino de la pintura. Desde niño estoy familiarizado con ella. Veía a mi papá dibujar y eso me llamaba la atención, lo básico: el papel y el lápiz”, menciona Joaquín, quien tuvo sus primeros pininos copiando lo que su papá hacía y lo que plasmaba en las paredes de su casa, “es un gusto natural”, enfatiza.
Con estudios en la Academia de San Carlos y en Académie de la Grande Chaumière , en Francia su enfoque va hacia la ilustración y pintura con técnicas mixtas, ya sea óleo, lápiz acuarela o gouache. Su obra está en algunos espacios de la CDMX y San Miguel de Allende. También puede verse en redes sociales, particularmente en Instagram, una plataforma en la que comparte su trabajo de forma regular.
“Asumimos que las cosas siempre van a estar ahí, la pintura es una forma de atestiguarlo”.
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Su serie Humanimales , surgió cuando un día pintó ratita bebiendo una cerveza . “Al subirla a Instagram noté que a la gente le gustó”, recuerda el artista. “A la gente le gusta los animales lindos haciendo cosas cotidianas y mexicanas con las que se identifica por las situaciones en las que se encuentran: comiendo tacos, fumando, comprando hielos en la tienda”, expresa.
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A partir de ese ejercicio, empezó a producir más escenas cotidianas y con referencias de la cultura mexicana . “Trato de darle lun espacio a los oficios, a las tiendas saturadas de objetos y de color, los rótulos que siempre están ahí, pero que pasan por inadvertidos. Lo que retrato conecta con la gente es el chiste local, como mexicanos los entendemos al ver un refresco en bolsa o al godín sentado con la señora de los sopes”, explica.
Síguelo para más ver más de su trabajo en @joaquincarre
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*Raquel del Castillo es editora de Menú, la sección gastronómica de El Universal. Apasionada de la comida, los vinos y el fooddesign. Síguela en sus redes sociales @raquelpastel83