“La Planta” nace en Valladolid, en el corazón de Ribera del Duero, España. Su nombre no solo habla la finca donde Florentino Arzuaga comenzó la construcción de su propia bodega después de plantar decenas de vides para la producción de vino, también hace referencia una de muchas etiquetas que se producen ahí.
Para contarlo mejor, Ignacio Arzuaga CEO de Bodegas Arzuaga, cuenta para El Universal lo necesario para conocer más de los tintos de la región.
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“Nosotros trabajamos de manera artesanal, pues elegimos las uvas a mano, las cuales pasan a depósitos de fermentación de acero inoxidable. Tenemos la uva durante 4 o 5 días entre 13 y 14 grados para extraer la mayor parte de fruta. Recordemos que las uvas de vino tinto tienen el color, el sabor y los aromas en la piel. Cuando la uva está en su maduración perfecta es cuando debemos hacer la vendimia, para que las cualidades organolépticas se conserven y aprovechen de mejor manera”, explica Arzuaga.
En el depósito, al aplastar las uvas, sale un líquido en el cual, las pieles flotan. Ignacio explica que “para promover que el líquido conserve las características de las pieles, se extrae y luego se riega sobre las pieles. Aún así debemos buscar el equilibrio ya que puede resultar en un vino muy fuerte o en uno muy suave”.
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La fermentación influye en las cualidades de cada vino, Arzuaga detalla que, “si se hace a temperaturas bajas, se consiguen más notas a fruta roja, en cambio a temperaturas elevadas, destaca la fruta negra y la compota”.
Después se da una segunda fermentación que puede ser en acero, hormigón o barrica, lo que cambia la composición del vino. Luego se envejecen los vinos en barricas independientes, luego comienzan las mezclas entre cada uno dependiendo del estilo de vino que se quiera lograr. Así es como nacen las múltiples etiquetas de la bodega.
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De 100% Tempranillo, esta etiqueta pasó 6 meses en barrica de roble americano y francés. Con ribete rojo brillante y matices más púrpuras y oscuros en cuerpo, su nariz destaca por las notas a frutas rojas frescas, un poco de chocolate, nuez y a hierba recién cortada. En boca es ácido, astringente y de paso medio. Va bien para una carnita asada en días calurosos.
Una de las etiquetas más reconocidas de la bodega en varias añadas. De Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot, conserva un color rojo oscuro, en nariz destaca una ligera nota mineral, madera, romero, especias, chocolate y un poco de humo, de buena intensidad aromática. En boca es redondo, cremoso, un poco amargo, pero con retrogusto a frutas del bosque. Va bien con cortes de carne, pastas con hongos, filetes de pescado al grill o taquitos de barbacoa, de lengua o de carnitas.
16 meses en roble francés, para Ignacio Arzuaga es el vino que mejor representa Ribera del Duero “potente, profundo, carnoso, estructurado y con mucha intensidad maloláctica”. De Cabernet Sauvignon, Merlot y Tempranillo, en nariz destacan las notas a frutos secos como la nuez, fruta negra compotada, chocolate, una ligera nota mineral y a té negro. En boca es persistente, un poco amargo, astringente, ideal para acompañar con cortes a la parrilla como un rib eye, paella o un confit de pato.
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