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Pensar en Rioja es, en definitiva, apuntar a la Tempranillo . Es cierto, la DOCa Rioja posee innumerables expresiones vínicas, tantas como municipios ligados a su espacio territorial. Sí, también es cierto que el gran hilo conductor entre todas y cada una de ellas es esta cepa, el verdadero pilar de la identidad riojana .
A pesar de su difusión por todo el territorio ibérico, con sinonimias como Tinta de Toro, Tinto Fino, Tinto del País, Cencibel, Jancivera o Ull de Llebre , y por un sinfín de polos productivos del Viejo y Nuevo Mundo, la Tempranillo es reconocida como cepa autóctona de Rioja. Algunos investigadores apuntan a su llegada a España de la mano de los fenicios , otros, a su indiscutible origen en la cuenca alta del río Ebro, como resultado del cruce espontáneo entre la variedad blanca Albillo Mayor y la tinta Benedicto .
¿Su nombre? Indica que es una “uva temprana”, con un ciclo corto de maduración, que alcanza la plenitud varias semanas antes que la mayoría de las variedades de tintas españolas. A pesar de su sensibilidad a plagas y enfermedades, y baja resistencia a sequías extremas y altas temperaturas, es una cepa con una gran capacidad de adaptación; tan sólo en España, está autorizada en 28 denominaciones de origen, recibiendo el mote de variedad preferente en 12 de ellas.
Pero vayamos al origen. A lo largo y ancho de las provincias de La Rioja , Navarra y Álava , la Tempranillo encuentra climas y suelos ideales para la producción de vinos de alta gama: expresivos, intensos, complejos y equilibrados. En las Riojas Alta y Alavesa , por ejemplo, la cepa deriva en caldos con buen cuerpo, acidez media y grados medios de alcohol. Sí, tintos aptos para el envejecimiento en barrica.
¿Sensorialmente? Podemos decir que la Tempranillo de la DOCa Rioja se caracteriza por su intensidad cromática , con tonos que van del rojo hasta el púrpura; con la guarda también se acentúan los matices teja, naranja y canela. Olfativamente… destacan aromas de frutos rojos y negros, desde fresas hasta ciruelas, con destellos florales, herbales, de especias cálidas e incluso de cuero y establo en los ejemplares más tradicionales. La crianza en roble, francés y americano (este último la variedad típica en la denominación), favorece la generación de notas de tabaco, chocolate oscuro, vainilla y tostados, que empatan con el carácter varietal de la cepa. En boca, la Tempranillo riojana se diferencia por su amabilidad, acidez sutil y taninos finos.
Concluiré apuntando a un caso particular, a mi juicio el secreto mejor guardado de la DOCa: Tempranillo Blanco. Oriunda de Rioja, la Tempranillo Blanco surgió en los años 80 como consecuencia de una mutación genética natural en una única cepa de Tempranillo en Murillo del Río Leza, Logroño. Gracias a su expresión y carácter, esta uva ha logrado convertirse en una de las mayores referencias del campo riojano: aromas de manzana verde, pera, plátano, cítricos y piña madura; destellos de hierbas silvestres y flores blancas; acidez vibrante, estructura, amplitud y larga persistencia.
$908
Mercado de Vinos
EGUREN UGARTE CINCUENTA
Tempranillo
Zona de producción: DOCa Rioja, España
Vista: rojo rubí con tonos violáceos, limpio y brillante
Nariz: intensos aromas de frutos rojos y negros compotados, con un agradable fondo de roble, especias cálidas y tostados
Boca: tinto estructurado, con acidez agradable y taninos plenos. Equilibrado, con excelente frutalidad, bien persistente.