Dentro de las creencias populares de los mexicanos hay una que lleva por protagonista al bolillo. En nuestro país, se cree que comer dicho pan ayuda a reponernos ante una situación angustiante.
Ejemplo de lo anterior son los microsismos que se registran en la Ciudad de México. Y es que, en medio de la adrenalina, lo primero que se nos recomienda es comer un “bolillo para el susto”.
Te sorprenderá saber que nuestras abuelas no se equivocaban con este remedio, ya que tiene un impacto positivo en la salud después de atravesar un sobresalto. En Menú te explicamos qué dice la ciencia al respecto.
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De acuerdo con un artículo de la Revista UNAM Global, el susto a menudo se manifiesta con molestias en el vientre, náuseas, dolor de cabeza, fatiga, respiración agitada o sensación de sequedad en la boca.
Mientras que en el cerebro, una situación angustiante estimula la hipófisis y la glándula suprarrenal, responsables de liberar noradrenalina y adrenalina. Dichas hormonas ocasionan la agitación cardiovascular y activan el “modo de supervivencia” del organismo.
Después del susto, uno de los efectos secundarios que experimentamos es la acidez estomacal. Aquí es cuando entra el bolillo, el cual inhibe la secreción de ácidos y absorbe la bilis gracias a sus carbohidratos.
Xochiquetzal Ortiz Olvera, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, detalla en el artículo que la misma textura del bolillo nos obliga masticar y eso, a su vez, nos distrae de los sentimientos de preocupación y miedo.
Si bien el bolillo es una gran alternativa para reponernos tras un susto, es importante no abusar de su consumo. Ello se debe a que cada pieza aporta alrededor de 180 kilocalorías, equivalentes al 10% de la cuota que nuestro cuerpo necesita diariamente.
La recomendación es comer al menos tres bocados del pan, así te aseguras de no forzar tu sistema digestivo e intensificar síntomas como las náuseas o el dolor estomacal.
También puedes optar por otros alimentos: fruta, aquellos con alto contenido de fibra y yogurt. De igual manera, tienes la opción de ingerir un puñado de frutos secos, los cuales aportan magnesio, mineral que disminuye la ansiedad y el estrés.
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