Más allá de los estereotipos cinematográficos, Sicilia es un lugar que, cultural y gastronómicamente tiene mucho que ofrecer. Dentro de la ciudad, en la parte norte del Valle del Etna, se encuentran los viñedos de Frank Cornelissen, un productor de vino local, que se esfuerza para obtener lo mejor del vino, del cual es fanático desde que era un niño.
Frank llegó a Monte Etna hace más de 20 años, atraído por las viñas viejas, a la altura de los viñedos y el terroir singular. Ahora, su bodega fundada en 2001 consta de 24 hectáreas de viñedos, de los cuales 13 están plantadas con vides viejas, algunas con 100 años de antigüedad. Rodeadas de árboles frutales, olivos, abejas y verduras. Este lugar creó micro ecosistemas complejos, con los que trabaja mano a mano, pues, en sus palabras “debemos aceptar el hecho de que el hombre nunca podrá comprender la complejidad y las interacciones de la naturaleza.
En Etna, cuya cima llega a más de 3000 metros arriba del nivel del mar, la temperatura diaria puede variar por más de 25 grados, un aspecto clave en la producción de vinos de calidad, complejidad y elegancia. El Monte Etna ha ganado un gran éxito de crítica en los últimos años y está considerado como una de las regiones vinícolas con mayor potencial de calidad en Italia, de acuerdo con datos del propio Frank.
Leer también: San Luis Potosí se consagra en la escena de vinos y espirituosos
¿Cómo es cultivar vides en el Monte Etna?
No hay mucha lluvia, es regular, la salud de las vides ha evolucionado bien durante todo este año. Es muy diferente del norte de Italia, no quiero decir que esté devastado, pero sí tiene muchos problemas con el mal clima, que provoca muchas lluvias y, por supuesto, daños a las vides.
Entonces es un clima estable, sin mencionar el cambio climático, que sí tiene un impacto, pero a la vez no en algunos aspectos. Hubo una serie de cambios pequeños que empezaron desde hace como 10 o 15 años, pero en los últimos 5, se han hecho más radicales.
Aun así, en la zona siempre hemos tenido esta serie de cambios, no es que hayamos estado en un área fácil, estamos expuestos ante cambios climáticos propios de la naturaleza de aquí, como la lluvia, el aire o la nieve, así como otros sitios del cultivo de vino. Pero se siguen necesitando más datos para comprobar qué ha cambiado y qué se puede hacer.
¿Ha cambiado algo en la calidad o la colección de vinos?
No creo que la calidad del vino haya bajado, es más fácil de beber. No creo que la perdamos en un futuro cercano, sin embargo, a principios de los 2000, el vino empezó a popularizarse en Estados Unidos. El 80% de los vinos que llegaban se bebían al momento de llegar a los estantes.
Cuando empecé a coleccionar vinos con mi padre para degustar o para beber, jamás los abríamos sin que hubiera madurado, al menos, 10 años sea tinto o blanco. Es muy raro encontrar gente que cuide este aspecto del vino, solamente coleccionistas o profesionales. Mi papá era un amante del vino y llegó a tener en su cava personal alrededor de 400 botellas, pero no era un coleccionista, pero los profesionales llegan a tener más de 5 mil.
Siempre le digo a mis clientes que tener más de mil es peligroso, porque en menos de un año ya tienes 2 mil y así, el limite es el cielo cuando se trata de coleccionar. Además, es especial ir a probar esas mismas botellas en restaurantes, los pruebas y decides dejarlo más tiempo o no. Es un mercado muy peculiar y sofisticado. Es muy diferente el consumo de vino de ahora comparado hace 40 años.
Aunque, siendo honestos, es más beneficioso para el mercado, consumimos más ahora, hay más rotación y entonces tienes un pequeño porcentaje que sí los dejan añejar por mucho más tiempo.
Hay que encontrar un alance entre consumir el vino recién salido de la tienda, con un el mínimo necesario para que se pueda consumir, y las personas que los dejan añejar un año o año y medio, pero tampoco tiene un gran sentido que los guardemos más de 10 o 20 años, eso es solo de coleccionistas o vinicultores.
Leer también: El Bierzo y su uva Godello, el alma blanca del vino de altura
¿Vinos jóvenes o añejados?
Nací en 1961 y empecé a coleccionar entre los 12 y 13 años y a los 14, mis principales ahorros se iban en comprar vino local. Eso ya no sucede en estos días, además de que es ilegal [risas], nací en una época privilegiada.
Es muy difícil decir cuáles son los mejores si la forma de tomarse ahora o antes. Mira, antes se dejaban alejar mucho, pero no necesariamente crecían en cuanto a complejidad, ahora se toman prácticamente saliendo de la tienda y son buenos, también. De nuevo, es encontrar un balance. Personalmente, prefiero los vinos añejados, porque tengo esa experiencia de hacerlo desde hace años, por ejemplo, probarlos después de 15 años, es una experiencia fantástica, rica, suculenta, profunda, pero también eso cambia con el tiempo. Hay ocasiones que saben mejor hoy, otras en las que saben mejor antes, pero en realidad no importa. Nada es estático y está bien que haya cambios en el mundo del vino.
¿Cómo ves tus vinos en 15 y 50 años?
Seguramente seguiré haciendo vino, precisamente lo que hago ahora, pero no creo que haya una gran diferencia. Algunas etiquetas tendrán más intensidad, más cuerpo, pues cumplirán hasta 20 años de añejamiento. Serán muy buenos en expresar sus características organolépticas, y seguramente estarán increíbles. Ahora son muy buenos, pero no perfectos, entonces estaré emocionado por verlos en esta dimensión.
En 50 años, ciertamente no seguiré vivo… espero [risas] entonces, dejaré que los chicos hagan su trabajo con el viñedo, seguramente resultarán en expresiones muy diversas, que crearán un impacto muy fuerte. Es posible que haya clones de vides que sean más fuertes ante el cambio climático, o quizás, el cambio climático se salga de control. Es una fecha muy larga, técnicamente estaremos preparados para varios escenarios, con mejores vides, pero uno nunca sabe.
Leer también: México Selection 2024: en busca de los mejores vinos mexicanos
¿Qué pasa si el volcán Etna hace erupción?
Es una reflexión similar a preguntarnos: “¿qué pasa si una bomba atómica cae?” Seguramente habrá mucho daño, pero la característica de Etna es ser un volcán activo que solamente expulsa humo, pero no haría explosión como se imaginan. Pero si llega a estallar, es posible que alguna parte de lava llegue a la zona, pero muy improbable que cause daños en todo. Es una pregunta relativa. Seguramente podrán hacer una película sobre este tema y yo podría tener ganancias para el vino, ¡es una gran idea! [risas]
¿Cómo influye la mineralidad del terruño volcánico a la vid?
Es un tema complejo, porque se suele confundir la acidez con la mineralidad en un vino. Entonces, no necesariamente por estar en un suelo volcánico, los vinos tendrán más mineralidad, porque los minerales pueden estar quemados, entonces no hay mucho que absorber. Es como si pusieras vides en cemento, que tiene componentes químicos y minerales, pero eso no significa que sucedan vinos minerales, porque, para empezar, no saldrían, como tampoco lo hacen en una maceta en casa.
Se necesita un buen terreno, condiciones climáticas y trabajo humano. El concepto del vino es más complejo, se necesita conocimiento, conciencia y cuidado para hacer crecer el vino, porque es costoso, es precioso, consume tanto tiempo, para hacer un buen vino. De otra manera es fruta fermentada.
¿Por qué el volcán Etna?
El valle del norte de Etna es perfecto por la mineralidad, por la personalidad, es un ambiente muy diverso, pero no elegí este sitio ni por el volcán ni por Sicilia, ni siquiera porque me sienta identificado por la zona, sino porque es uno de los mejores lugares para hacer gran vino. Me rijo por la deducción, es cuando tomas solo lo necesario para llegar a la esencia de algo, en este caso, con el vino. Prefiero la esencia, el punto necesario, en vez de crear historias más complejas alrededor de ello. Más allegado hacia la filosofía japonesa, frente a la americana, donde una busca el núcleo de las cosas, mientras que la otra, se enfoca alrededor de ella. En realidad, me cansan las historias románticas alrededor del trabajo, vine aquí para hacer buen vino, no porque conocí al amor de mi vida en las faldas del volcán. Prefiero contar mi historia a través del vino, pero de una manera más simple y directa.
Leer también: Fugaz, entre frutos del mar y vino italiano
¿Por qué la relativamente baja producción de vino?
No es porque sea una persona exclusiva, sino porque no tengo tiempo ni espacio para crear botellas para todo el mundo, por fuerzas de la naturaleza es limitada la producción, pero con la certeza que son etiquetas con mucha calidad.
Tenemos recursos limitados. Solo tenemos 24 horas en el día, estaciones, hay que atenernos los tiempos tanto de cada persona como de la naturaleza. Es muy importante respetar estos ciclos naturales.