El cheesecake es uno de los postres más populares, no solo en México, sino en todo el mundo. Aunque el estilo monchoso y de ingredientes dulces es el preferido de muchos, la realidad es que originalmente se preparaba de una manera más sencilla en la Antigua Grecia. Esta es su historia.
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Hay registros de que el pastel de queso nació aproximadamente 4 mil años a. C. en la Antigua Grecia, específicamente en la Isla de Samos, donde el consumo de queso formaba parte de la alimentación diaria.
De acuerdo con un artículo de Cheesecake Original, el queso era el motor para los atletas olímpicos de entonces, debido a su proteína y calorías, las cuales, llenaban de energía para el arduo entreno.
La primera receta registrada data del siglo III a. C. escrita por un ateniense, la cual básicamente trata de mezclar y calentar el queso con harina y miel en una cazuela de bronce y dejar enfriar. La variante con huevo viene de la mano de los Romanos, quienes además de tomar control de Grecia, también lo hicieron con sus recetas, modificando la preparación para ser horneada y bautizándola como “Libuma”.
La paso del Imperio Romano a otros lugares de Europa, trajo consigo la adaptabilidad del queso en las colonias, las cuales comenzaron a modificar la receta regionalmente, difundiendo culturalmente el consumo de cheesecake, hasta llegar a la versión que conocemos ahora, la de Nueva York.
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El cheesecake llegó a América, de acuerdo con el mismo artículo, en el siglo XIX, “el lechero Lawrence aumentó crema a la receta e inesperadamente creó el queso que hoy conocemos como Philadelphia que luego Arnold Reuben, un joven alemán que llegó a Estados Unidos utilizó para crear la versión del cheesecake New York”.
La aceptación mundial de esta cremosita receta se globalizó, creando variedades como la de Míchigan y franquicias especializadas en este postre, como The Cheesecake Factory, que empezó en 1940 como una idea de la repostera Evelyn Overton por tener su propio lugar en dónde servir su receta, especial de pastel de queso, a raíz de que su familia y amigos demostraran una fascinación por su cheesecake.
Por la época, tuvo que detenerse para criar a sus hijos, sin embargo, continuó vendiendo a restaurantes locales el postre para sus cartas especializadas. Fue hasta 1972 que Evelyn y su esposo Oscar se mudaron a Los Ángeles para reabrir su negocio. Con sus últimos negocios abrieron The Cheesecake Factory Bakery.
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El menú de la ahora franquicia se extendió por todo el mundo, con más de 200 sucursales, y la carta de cheesecakes más grande con más de 30 variedades, sin mencionar los 200 platillos de todo tipo que sirven. Tan solo en México, lleva ya 10 años sirviendo cheesecake por todo el país, con la primer sede en Guadalajara en 2014 y la más reciente en Querétaro.
De hecho, la muralista Sofía Castellanos recientemente pintó una obra sobre el poder de la alimentación, de los ingredientes y el poder que cada uno tiene para transportar la memoria a distintos lugares y épocas, especialmente desde el cheesecake, que pasó desde Grecia, hasta Europa, pasando por América, hasta globalizarse.
Además de las versiones romanas y neoyorquinas, en distintos países la receta a cambiado continuamente, por ejemplo, en Italia se prepara con queso mascarpone, ricota y miel. En Alemania se le sueñe añadir queso cottage, mientras que en Grecia, ya es común encontrar variedades con queso feta. En Japón es más esponjosa, con claras de huevo batidas.
En Francia va con queso Neufchâtel que tiene notas más saladas. En México lo solemos preparar como si fuera una carlota de limón, y en España, se flamea por la parte de arriba para un estilo más crujiente.
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El pastel de queso es una receta que ha recorrido el mundo con una historia que debe contarse. Recuerda evitar el exceso y equilibrar este postre con alimentos vegetales y ejercicio regular para evitar consecuencias a tu salud. Cuéntanos, ¿cómo vas a festejar el Día del Cheesecake?
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