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Dulces típicos mexicanos y vino: disfrútalos juntos

Disfruta de la combinación de dulces regionales mexicanos con vino

Fotos: Pixabay
11/08/2018 |14:55
Redacción El Universal
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Regreso a la Ciudad con ánimos renovados. Aprovechando los últimos días de la temporada vacacional, decidí lanzarme en un recorrido familiar por carretera. Puebla, Morelos, Guerrero y el Estado de México, en un circuito de ida y vuelta, explorando aromas y sabores locales. ¿La cajuela?, llena de artesanías y dulces regionales . Sí, mi estimado lector, volveremos a adentrarnos en el terreno del dulzor, ese que armoniza idealmente con los fermentados de uva.

Ya le he platicado que, lejos de empalagar, la fórmula dulce + dulce provoca una interesantísima experiencia en términos de aroma, sabor y, sobre todo, textura; la acidez del vino, aunada a su gran frutalidad, son clave para entender el encuentro. La dulcería tradicional mexicana no es ajena a este casamiento.

“Carlos, ¿dulces típicos y vino?”. Confieso haber hecho la misma pregunta hace muchos años, cuando un colega de oficio me recomendó probar una rebanada de guayabate con una copa del Passito de L.A. Cetto ; la combinación es verdaderamente excitante. De lo recolectado en seis días de carretera han surgido combinaciones igual de fascinantes, le cuento.

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Dulces típicos mexicanos y vino: disfrútalos juntos

Empezaré en Puebla , con sus tradicionales muéganos . En teoría, estos pequeños cubos fritos de pasta de harina, aglutinados con almíbar de piloncillo, son perfectos para acompañar vinos dulces de Moscatel; la frutalidad intensa y frescura de la cepa, ayudan a contrarrestar el dulzor de la panela. En casa tenía guardada una botella del Viña Doña Dolores Dulce, un Muscat con aromas de guanábana, guayaba, durazno, piña y miel, bien meloso y denso… Vaya que funcionó en la práctica con los muéganos, pero también con un par de tortitas de Santa Clara.

De Puebla hacia Taxco , por la carretera que bordea las faldas del Popocatépetl hasta cruzar Cuautla, me compré una bolsa de tlatoquiles , dulces morelenses elaborados con plátano manzano verde cocido y piloncillo . ¿Qué ponerles?, ni más ni menos que una copita del Vino de Bruma de Shimul, un caldo bajacaliforniano inspirado en el Amarone , repleto de matices de frutos pasificados, complejo, con excelente acidez. El gusto ligeramente empalagoso del vino ayudó a potenciar el sabor del plátano.

Dulces típicos mexicanos y vino: disfrútalos juntos

En El Mogote, en la carretera que une las Grutas de Cacahuamilpa con Ixtapan de la Sal, me hice de una vasta dotación de palanquetas y cocadas. No, querido lector, los tamarindos azucarados no alcanzaron a salir de territorio guerrerense. Para cacahuate y coco, el casamiento llegó en dos líneas: Altotinto Cosecha Tardía , un Petite Syrah con notas de pasas y piloncillo, y Dulzura, de Rincón de Guadalupe, un Cabernet Sauvignon bien meloso, con matices de caramelo y frutos rojos compotados. En Ixtapan de la Sal, última parada antes de volver a casa, todo fueron pepitorias y figuritas de dulce de pipián . Para estas, le dejo una infalible recomendación.

$225

Vid Mexicana 

L.A. Cetto Moscatel & Palomino 

Moscatel 

Zona de producción: San Antonio de las Minas, Baja California

Vista: amarillo dorado, limpio y brillante

Nariz: agradables aromas de chabacanos, membrillo, pera madura y miel de abeja, con un fondo de fruta cristalizada

Boca: dominantes matices de fruta madura y miel, con buen equilibrio entre dulzor y acidez, textura agradable y largo final