También derivada de la uva, la grappa es un destilado de origen italiano —aunque se cree que este aguardiente puede provenir del antiguo Egipto—, elaborado a partir del mosto (piel y semillas) resultante del proceso de vinificación. Para su elaboración, el mosto recibe una segunda destilación en la cual “suelta” los últimos aromas y sabores de la uva. Cabe mencionar que la grappa no tiene que ser monovarietal, es decir, estar elaborada con el mismo mosto, sino que puede ser una mezcla de distintos varietales. Después de haber pasado por este proceso, la grappa puede envasarse de inmediato, conservando así su característica apariencia cristalina o, bien, ser añejada en barricas, lo cual le otorgará un color ambarino y propiedades aromáticas más complejas. La grappa se produce en distintas regiones de Italia y es uno de los licores con mayor porcentaje alcohólico, llegando a alcanzar hasta un 60 por ciento. Se estima que anualmente se producen hasta 40 millones de litros este aguardiente. Para que la grappa se considere como tal, debe elaborarse dentro de territorio italiano. De lo contrario, puede recibir otros nombres como: bagaceira (elabora da en Portugal), tsiroupos (elaborada en Grecia) o el orujo español, entre otros.

Y ¿cómo se bebe? La grappa se consume comúnmente a temperatura ambiente; principalmente como un digestivo después de las comidas. Tiende a servirse en una copa larga que asemeja un tulipán o, bien, puede añadirse a modo de “piquete” a una taza de café o de ponche frutal. Otra opción es mezclarla con licores herbales, cítricos, o un poco de miel. Durante el verano es común servirla fría, a una temperatura que ronda los 10 y 13 °C. En cuanto a maridaje, se recomienda acompañarla de postres de sabor potente o, incluso, con una buena barra de chocolate oscuro. Comienza a probar este aguardiente y di ¡ salute ! al más puro estilo italiano.

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