Comenzando por su cajeta, Guanajuato es conocido por los dulces típicos que se producen en diferentes municipios de la entidad. Conoce algunas de sus golosinas más tradicionales:
El ingrediente principal de este dulce es el azúcar, con la cual se elabora una pasta con la que se moldean una gran variedad de figuras. Los alfeñiques de Día de Muertos son especialmente reconocidos y se pueden encontrar figuras de frutas, calaveras, ataúdes, animalitos, etc. adornando los altares.
La elaboración de este dulce tiene una historia de casi dos siglos. Es una preparación hecha a base de piloncillo hervido en agua y mantequilla el cuál, tras llegar a su punto exacto de cocción, se estira hasta lograr la forma deseada, que puede ser desde churros retorcidos hasta momias o quijotes. Algunos artesanos le añaden ingredientes como coco o nuez para darle un sabor aún más especial.
Están hechos con dulce de leche, es decir, leche y azúcar. Los jamoncillos se pueden encontrar en forma de barra, bloques o rombos, y generalmente son decorados con nueces enteras o picadas.
No hay rincón guanajuatense en el que no se pueda disfrutar de una buena nieve artesanal, sin embargo, si vas al Pueblo Mágico de Dolores Hidalgo encontrarás sabores que van desde aguacate, queso y pistache hasta los más exóticos de mole, chicharrón o tequila.
Este dulce es típico de San Miguel de Allende. También se le conoce como el dulce de la fidelidad, esto es porque su nombre proviene de la palabra “tumbaga” la cual hace referencia a un delicado anillo que solía entregarse a los frailes en representación de su fidelidad a Dios.
Está hecho a base de pasta de trigo, naranja, anís, canela y se espolvorea con azúcar glass. La leyenda cuenta que para comer un tumbagón debes agarrarlo con el dedo meñique y morderlo por la mitad, si el dulce se rompe y cae, significa que eres infiel.
Esta tradicional preparación es un ícono de Guanajuato, sobre todo del municipio de Celaya. Se elabora a base de leche de cabra y, antiguamente, se envasaba en “cajetes” de madera, de ahí su nombre.
Para hacer cajeta, se vierte leche y azúcar en un cazo de cobre. Se dejan hervir por aproximadamente 4 horas, para después ser envasados. Existen algunas otras variaciones como la cajeta quemada en la cual se duplica en tiempo de cocción. Hay algunas cajetas que se añaden con ingredientes como vainilla o alcohol para darle un sabor diferente y original.
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