En uno de los barrios más antiguos de la Ciudad de México se encuentra un lugar que a diario capta el antojo de los citadinos. Las gorditas La Torre siempre son una buena idea para cuando se tiene ganas de una garnacha, ya sea para el desayuno o comida.
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Pequeños discos dorados se van acomodando sobre un comal de más de un metro de diámetro en donde danzan al compás del aceite de fritanga, logrando ese aroma de maíz doradito haciendo la llamada a todo aquel que pasa por el lugar, son las campanadas que todo adepto a los antojitos quienes al llegar, piden su ficha y aguardan a ser llamados.
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Rápido, cuando terminan su cocción en el aceite, se van apilando a la orilla del comal como fieles soldados esperando ser los elegidos para ser partidos a la mitad y tener una salpicadita de queso fresco y cebolla.
Fernando, nos cuenta que el negocio de las gorditas empezó con su papá en 1964. “Las recetas de las gorditas, las picadas y los sopes son de Arandas, Jalisco, de donde es mi papá”, nos cuenta.
Parte del éxito del sabor está en la masa de maíz martajada, la cual le da una textura singular a la gordita de chicharrón, además de que el preparado del chicharrón especial. Esto en combinación con la salsa martajada de chile de árbol te harán comer más de una gordita.
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A esto súmale el tepache bien frío que preparan a diario con piña, tamarindo, la dosis de sabor va en aumento. Si vas en la mañana te recomendamos pedir tu primera gordita con huevo estrellado encima, el efecto de la yema, es una sabrosura. También puedes agregar frijoles y nopales.
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