¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene el sabor grosella de los raspados que probamos? La respuesta más rápida y fácil sería decir que viene de la propia Grosella roja, sin embargo, la realidad es mucho más compleja que eso. De hecho, fue una empresa mexicana quien oficialmente creó ese clásico sabor hace más de 80 años.
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La grosella es una baya redonda que se cosecha principalmente en Italia, Holanda, Bélgica e Inglaterra, y hay, al menos, tres tipos de esta deliciosa baya.
La roja es la variante más común, usada para repostería y mermeladas por su dulce sabor. La variante negra es un poco más ácida, aunque también se usa para postres, conservas y ensaladas. Finalmente, la variante blanca es la que menos se encuentra en el mercado y tiene un alto costo debido a sus necesidades para cultivo, se usa para decorar postres también y es ácida con nota herbal.
Además hay variantes regionales que modifican un poco el sabor de la grosella, creando un abanico de sabores que solamente un ingeniero químico de los treintas podía unir para crear el característico sabor que ponemos a nuestras paletas de hielo.
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De acuerdo con Líderes Mexicanos, fueron los abuelos de José Medina Flores, director de Deiman, una empresa mexicana productora de saborizantes y colorantes alimenticios, quienes crearon el sabor artificial que se popularizó en todo México y gran parte del mundo.
En 1938, Francisco Medina González abuelo de José Medina, recibió apoyo de una empresa inglesa para establecer un proyecto de colorantes. Tras la crisis de la época y la Segunda Guerra Mundial, en vez de colorizar telas, como todo el mundo hizo, se interesó por los colorantes alimenticios, distribuyéndolos en tlapalerías y creando su propia marca. Este fue el primer paso para la creación de tiendas de materias primas años después.
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El hermano de Francisco, Manuel Medina, fue quien logró crear el sabor a grosella teniendo la capacidad de la industria de su familia y el paladar suficientemente refinado para saber identificar, distinguir y mezclar los sabores de las bayas que probó en sus viajes.
José Medina Flores cuenta que sus abuelos, al ser de la primera generación de ingenieros químicos del país egresados de la UNAM, tuvieron la capacidad de replicar el sabor de la grosella que Manuel Medina, su tío abuelo, probó por primera vez en Holanda.
Manuel Medina había probado los sabores de más variedades, incluídas algunas americanas, por lo que, en palabras del nieto, “hizo un resumen de grosellas” y así fue como nació el sabor característico que todos conocemos.
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Esta empresa creció de tal punto que es una de las responsables de que exista el sabor sandía en los caramelos o el sabor plátano en los chicles. La grosella fue el primero de muchos sabores que abrieron paso a la industria mexicana de los saborizantes a nivel mundial. Siendo la propia grosella un sabor con el que identifican a México.
Según datos de El Universal este sabor aportó 4% de los ingresos del corporativo hace algunos años dentro de un catálogo de 2 mil 800 colorantes y saborizantes desarrollados por la firma. Además, el sabor grosella vendió más de 10 millones de pesos en 2016.
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Deiman se ha encargado de poner el sabor de la grosella en paletas, jarabes y hasta preservativos. La grosella se volvió solo el primero de muchos sabores artificiales que han dado forma a los jugos, los dulces y helados que solemos conocer.
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