La creación de la salsa de soya nace en la antigua China, por la necesidad que se tenía para conservar los alimentos. Algunos de los métodos más utilizados eran cubrir la comida con sal añadiendo semillas de arroz, trigo o soya . Todo esto arrojaba un líquido producto de las conservas de alimentos.
Ese jugo resulta de las salaciones fue conocido como salsa “jan” o “jiang”, un líquido fermentado el cual es el antecedente de salsa de soya. Con el paso de los años esta preparación se trasladó a Japón, aunque no se tienen datos de la fecha de este suceso hay varias historias sobre su aparición.
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Hay una que habla sobre un monje budista de origen japonés, quien aprendió el proceso de elaboración del miso -una pasta hecha con soya, sal marina y hongo koji-. Se dice que este monje tenía un balde miso y se encontraba cerca de la salsa de soja tamari , los cuales se mezclaron y el resultado final fue la salsa de soya.
Sin embargo, el uso de la salsa de soya se popularizó en el periodo Muromach i (1336) pues se utilizaba como condimento de los alimentos. Con el tiempo y gracias a la posibilidad del intercambio extranjero esta salsa fue conocida en varias partes del mundo hasta ser un producto que cada persona puede tener en su alacena.
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En Japón el proceso de la salsa de soya es artesanal. Lo primero que se hace es cocer al vapor la soya y tostar el trigo. Luego se añade un hongo llamado: el tanekōji. Todos los ingredientes se mezclan y se dejan reposar por cuatro días, en esta parte también se le agrega el hongo koji, pues ayuda a la fermentación y es el causante de hacer la salsa de soya.
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Esta variante de la salsa de soya es la más usada en el país nipón y en todo el mundo. Sus características son que tiene partes iguales de soya y trigo, su sabor es muy pronunciado con un ligero toque amargo. Se recomienda acompañar en platillos que tengan cerdo, rábano, jengibre o pescados azules.
Esta salsa contiene partes iguales de soya y trigo, pero además contiene arroz. Su nivel de sal es más alto que la koikuchi y en japón suelen agregarle sake para que sea más dulce. Se recomienda para hacer alimento a fuego lento, pues realza el sabor de la comida. Agrégale a tus verduras al vapor, sopas blancas y con arroz.
La Tamari es de las salsas más puras, ya que en su mayoría solo contiene soya, pero hay algunas con un pequeño porcentaje de trigo. Su consistencia es espesa, es una salsa muy perfumada con un gusto fuerte. Generalmente se ocupa en la mesa o para dar un acabado brilloso a la comida. La puedes encontrar acompañando al sashimi o con el teriyaki.
Se le conoce como la salsa de soya dulce, esta salsa tiene como característica que se combina con una salsa de soya, pero cruda. Por su consistencia gruesa y sabor fuerte solo se come en pequeñas cantidades. Se acompaña con pescado, en arroz con huevo crudo y en postres con helado de vainilla.
Esta salsa es de color ambar brillante, su sabor es muy ligero, pero con notas dulces. Las puedes comer con tamagoyaki, una especie de tortilla de huevo enrollada, verduras en escabeche y en sopas. La cantidad de soya y trigo que se utilizan en esta salsa son muy pequeñas.