Los decantadores son un recipiente de cristal que tiene su origen en las antiguas ánforas de barro romanas que se utilizaban para servir los fermentados. Estos instrumentos tienen como objetivo principal favorecer la expresividad de los vinos con cierta maduración, pues les brindan oxigenación que permite la aparición de algunos matices olfativos más interesantes. Los decantadores también sirven para separar el vino de los sedimentos que llegan a encontrar en los vinos que han pasado algún tiempo en crianza.
Existen dos tipos de decantadores que cumplen funciones diferentes de acuerdo al tipo de vino y forma que tienen: los de máxima y mínima oxigenación:
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Este tipo de decantadores también llamados aireadores permiten que el vino rompa al caer en el recipiente y se oxigene. Esto debido a la anchura de la boca y la estructura de sus paredes.
El objetivo de este tipo de decantadores es eliminar olores desagradables a cueva o habitación cerrada que suelen aparecer los vinos embotellados durante muchos años. Son ideales para los vinos reserva y gran reserva.
Los de mínima oxigenación son aquellos de boca estrecha e inclinación menos pronunciadas que permiten que el vino se deslice por sus paredes sin romper. Este tipo de decantador permite que se logre un decantado puro sin dar lugar a oxigenaciones indebidas del vino. Se utiliza para eliminar sedimentos que algunos vinos llegan a tener. También se pueden utilizar para vinos jóvenes que necesitan pasar por el proceso de decantación.
El vino debe verterse en el decantador procurando que toque los costados de éste, esto para que la superficie del vino tenga más exposición al oxígeno. También es recomendable agitar el decantador por el cuello para conseguir lo mismo.
El tiempo que se tarda en decantar un vino puede ir desde los 15 minutos hasta las 3 horas de acuerdo al vino que se quiera decantar. El tiempo promedio para decantarlos es de 40 minutos.
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