Las cucharas nos acompañan toda la vida. Estas herramientas son testigos de nuestra primera comida, de esa vez que nos juntamos a papear en familia. Del caldo que mamá nos daba cuando nos sentíamos mal de la panza y hasta del helado en vasito que nos devoramos en esos días calurosos.
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Este accesorio casi imperceptible siempre ha estado ahí siendo testigo de muchas de los alimentos que comemos y de los momentos que compartimos en este ritual llamado ' la hora de la comida '. Hay de diferentes tamaños y cada uno tiene su uso. Los materiales también son diversos y van desde la plata o el oro hasta el hierro, acero inoxidable y el níquel, entre más variedades.
La cuchara muchas veces pasa desapercibida, pocas son las ocasiones que valoramos a la cuchara y nos damos cuenta que puede llegar a ser una obra de arte. Una pieza coleccionable que adorne nuestro hogar con usos diversos y formas poco convencionales. Inclusive hasta puede tener diseños personalizados.
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
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El diseñador industrial Rodolfo Kelly Ramírez , una persona creativa, buscó hacer de un objeto de la vida, un arte, una pieza de colección. Este proyecto lo comenzó dando una segunda vida a las cucharas que tenía arrinconadas en lo oscuro de su alacena.
También busca fomentar una cultura del reciclaje en donde se generan pocos desperdicios y se aprovechen todos los materiales que tenemos a nuestro alrededor. Rodolfo interviene cucharas y las transforma en calaveras alocadas que suelen ser agitadores de vaso o un bonito adorno en una lámpara.
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
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es el nombre del proyecto de Rodolfo en donde se les da una nueva oportunidad a cucharadas que las personas creen inservibles, pues ya están desgastadas o que solo ya no les gustan. Las formas que Rodolfo les da a las cucharas son de calaveras.
Todas las cucharas son hechas de manera artesanal y cada diseño es único e irrepetible. La inspiración de estas obras de arte siempre es la historia de la cuchara: quien la llevó, porque quieren intervenirla, qué recuerdo le trae a la mente esa cuchara o simplemente por el gusto de tener algo diferente.
"Cada cuchara intervenida y en ocasiones salvada de ir a la basura. Ha sido testigo de placenteras conversaciones en algún bar o cantina, de comidas familiares o de rápidas paradas a comer en una fonda. Han deleitado el paladar de innumerables comensales en restaurantes famosos."
-Rodolfo Kelly
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
Rodolfo cuenta con pedidos especiales en los que personas o amigos de él le llevan cucharas de diferentes procedencias para que él haga su magia. Este proceso es muy íntimo y cuenta la historia del dueño de la cuchara. Es así como el señor Kelly nos platica que le han llevado cucharas alemanas donde su cliente le cuenta la conexión que tiene con este artefacto, anécdota que le da la inspiración para crear algo especial.
La forma de cráneo en la cuchara está acompañada de detalles delicados, líneas finas y adornos floridos que llenan de personalidad a las cucharas. Entre los usos que tienen estos cubiertos van desde cuchara para ensalada, agitadores, llaveros y hasta adornos en lámparas de cocina o como pisapapeles. La imaginación es el límite.
Tengo muchas anécdotas divertidas con las cucharas para empezar todas las tomó (o la mayoría) son parte de mi colección personal, pero estas usualmente “son prestadas”. Cuando voy a restaurantes mi acompañante siempre es mi cómplice y si es alguien que lleve una bolsa mucho mejor. Junto a mi compañía planeamos toda una estrategia de huida con el motín guardado en la bolsa. Nos cuenta Rodolfo muy divertido.
-Rodolfo Kelly.
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
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Rodolfo es un hombre que le pone mucha dedicación y sentimiento a las piezas vendidas en Morris. Sus herramientas de trabajo y la forma de modelar este accesorio para comer son muy delicadas, pues si hace un movimiento en falso podría maltratar la pieza que interviene, por ello los costos varían.
Su proceso de creación está acompañado de bocetos y medidas para plasmar la figura exacta que quiere. Le puede tomar hasta más de un mes crear una nueva pieza. Y a pesar de que él no hace la cuchara desde el principio, cada detalle puesto en la cuchara lleva un trabajo que requiere mucha precisión y cuidado.
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
Cada cuchara está bautizada con nombres muy mexicanos que resalten estas raíces, por eso encontrar nombres como Moctezuma, Arnaldo o el prieto es muy común en sus colecciones. Pero también hay pedidos especiales como Yeison que lleva la mexicanidad de forma burlona en la manera de escribir el nombre.
Las colecciones que tienen como segundo título la palabra mexica hace una oda a las culturas prehispánicas y llevan nombres de este estilo, por ejemplo, Xantipa. Otro ejemplo es René, una cuchara con el mango doblado delicadamente, que Rodolfo nos cuenta, es un penacho.
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
Hasta el momento en Morris hay cuatro colecciones: Luka con tiene ocho piezas, Luka Mexica con cuatro piezas, de las cuales Carlota y Ruperto son las favoritas de Rodolfo. La línea de Sili cuenta con cuatro piezas y Sili Mexica con tan solo una pieza, el distintivo de esta colección es el mango curvado. Las que más le gustan al señor Kelly son Catarino y René.
Morris es un claro ejemplo de que el arte y la gastronomía hacen una mancuerna perfecta, pues a partir de objetos que iban a ser desechados se pueden crear piezas ornamentales, agitadores o todo lo que se te ocurra el punto es usar la creatividad.
Foto: Cortesía de MORRIS/ Rodolfo Kelly Ramírez
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