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El vino ha estado presente durante milenios en Medio Oriente. Los salmos dicen que “alegra el corazón del hombre”, recordó Uriel Raviv, consejero económico de la Embajada de Israel, durante la cata dedicada a las creaciones de este país, dirigida por la sommelier Deby Beard , en Club Piso 51.
Si bien hay que remontarse al siglo XIX para hablar de la primera bodega que se erigió en territorio israelí, gracias a la iniciativa del barón Rothschild , quien plantó cepas francesas, el panorama de esta industria ha cambiado en términos de calidad y volumen en las últimas tres décadas: hoy en día existen 300 viñedos que producen alrededor de 45 millones de botellas cada año—además de que exportan a 50 países en el mundo—, explicó este funcionario.
Por otro lado, Jonathan Peled , el embajador de esta nación—que este año cumplió 70 años de existencia—, dijo que el vino es un símbolo importante para los judíos, en rezos, rituales y celebraciones . Por ende, el objetivo de este evento fue mostrar lo que siete bodegas producen: Alona, Benhaim, Dalton Winery, Jerusalem Winieries, Shiloh, Tabor y Zion Winery .
Si bien cada uno tiene personalidad única, tres de ellos resultaron sobresalientes: Storm Adama II 2013 de Tabor , que une los varietales Cabernet Sauvignon y Petit Syrah ; Elegant Reserve 2016 de Alona , una mezcla de Shiraz y Grenache ; y Shor 2008 de Shiloh , un monovarietal de Barbera .
El primero proviene de Galilea baja , que es de las zonas más propicias para el crecimiento de las vides. Deby destacó la presencia de notas a frambuesas frescas, una permanencia larga en paladar y textura aterciopelada, así como astringencia y sabores a regaliz.
El segundo, originario de Givat Nili , entre laderas y valles, fue de los favoritos por su armonía entre aromas y sabores. Flores como violetas y rosas predominaron en él. Lo hacen muy balanceado la presencia de cerezas y ciruelas, así como de su ligero toque salino. Tiene cuerpo medio, y aunque es complejo, también es fácil de beber.
Y el tercero nació en terruños desérticos históricos. “Es un vino magnífico”, expresó la especialista. Logra buena evolución en copa y sus expresiones organolépticas van desde los pimientos rojos hasta las frutas maduras, con notas a madera, que se deben a su paso por barrica de roble francés durante 16 meses—mismas que no opacan el dinamismo sápido de este original brebaje—.
“El vino es poesía encerrada en una botella”, opinó Deby quien a su vez se mostró sorprendida al encontrar que Israel ha logrado mejorar lo que se hacía en el pasado e invitó a no perder de vista lo que se hace en aquellos lares.