Todo comenzó cuando los padres de ambas se enamoraron de los vinos de su tierra y quisieron formar parte no sólo de la industria sino ser promotores del cambio en la región. Lo que comenzó como un pasatiempo —en Parras y el otro en el Valle de Guadalupe—, pronto se convirtió en una empresa familiar cuyas líderes son dos jóvenes mujeres que desarrollan una nueva manera de producir vino en nuestro país. Ellas son María y Sofía y esta es su historia.
Los hijos pródigos de Parras, Coahuila
María proviene de una familia muy querida en Parras, los Rivero González quienes han hecho muchísimo por la ciudad al frente de un par de industrias. Para ver el cariño, basta ver la asistencia que tiene cada año sus fiestas de vendimia, son todo un acontecimiento.
María es la más pequeña de cuatro hermanos y comparte el amor familiar por Parras y sus productos. Su papá creció ahí y desde entonces siempre quiso que la ciudad que lo hizo tan feliz de pequeño, fuera muy próspera. Así que muchos años después, el padre regresó para poner un rancho nogalero y un viñedo. Tiempo después vieron que lo que comenzó como un hobbie había producido vinos de extraordinaria calidad, por lo que María le pidió a su papá hacerse cargo del proyecto. “Yo creo que mi papá me vio tan inspirada que me dijo que sí como para quitarme de encima. Me pidió un plan de negocios que tuviera pies y cabeza y me fue tan bien que a los ocho meses ya había vendido todo el vino,” recuerda María sobre sus inicios.
Sobre sus primeros retos al tomar las riendas de la empresa familiar, María comenta: “Estaba tan chavita cuando empecé que creo que muchas cosas me pasaron de noche. Como que nadie me tomaba en serio, ni yo misma. ¡Yo era una morra de veintidós años!”. Sin embargo, ahora Bodega Rivero González es un proyecto perfectamente encaminado que otorga trabajo a más de cien familias en Parras.
Siempre incansable, María se asoció con la chef Andrea Martínez para crear en conjunto el restaurante Comuna, en Monterrey, que muestra no sólo la propuesta culinaria de la chef, sino también una sólida manera de unir gastronomía y vino como hilo conductor de la Bodega Rivero González . Sobre su vino favorito, María recuerda: “Invariablemente le tengo un amor especial al Rivero González Tinto, porque fue el primero y porque lo hicimos con las condiciones como queríamos. Fue el que empezó todo y, sin él, yo no estaría donde estoy hoy.”
Baja California en familia
Caminar por Ensenada con Luis Sarabia es todo una experiencia, es uno de los personajes más agradables de la ciudad y se nota que conoce a todo el mundo y que se le quiere bien. Lo mismo va saludando al de los tacos de birria, al de los burritos de marlín o a las de las carretas de tostadas. Significa detenerse a cada rato para codearse con los protagonistas que han marcado el destino gastronómico de Ensenada y el Valle de Guadalupe. No hay alguien más enamorado de Baja California que Luis Sarabia y ese amor lo ha inculcado a sus hijas, sobre todo a Sofía, quien está al frente de Concierto Enológico .
La historia de esta bodega del Valle de Guadalupe comenzó cuando Luis Sarabia plantó unos viñedos con el fin de producir vino para regalar a sus amigos. Tuvieron tan buen recibimiento que Sofía se planteó seriamente convertir eso en un negocio familiar y le fue tan bien que su vino Pauta 2011 obtuvo medalla de plata en la última edición del concurso Vinalies Internationales, organizado por la Unión de Enólogos de Francia. En Concierto, todo tiene que ver con música y el nombre de la bodega se originó de un paseo que los padres de Sofía realizaron por el viñedo y, al escuchar que el conjunto de sonidos que producía el Valle sonaba a un concierto, decidieron bautizar así el proyecto familiar. A partir de ahí, Sofía decidió que cada etiqueta llevaría el nombre de algún concepto musical por lo fácil que resultaba conectar a través de la música. Con Pauta comenzaron a marcar su historia, después llegó Concierto Enológico y posteriormente Forza.
Para Sofía, el reto de Concierto Enológico es claro: “busco producir vinos para ser maridados con comida mexicana. Por ejemplo, el chef Gerardo Vázquez Lugo, de Nicos, hizo un experimento de maridar Pauta con tacos de canasta y le fue bastante bien. Trato de hacerlo así para poder hablarle a México del vino mexicano. Seguimos experimentando y explorando cosas, al momento de vinificar creemos que nuestros vinos pueden ser mejores. Lo que queremos ofrecer es calidad y, por eso, hay tanto trabajo tan minucioso detrás.”