Es indudable que las bebidas de expreso con leche están de moda. Prueba de ello es todo el bombo y platillo que se les da en Instagram y cómo los baristas se lucen con sus dibujos en la espuma, lo que se conoce como latte art o arte del latte. Pero ¿eres capaz de distinguir un capuchino de un flat white a simple vista? ¿Qué significa exactamente la palabra macchiato ? ¿Qué diferencia hay entre un espresso macchiato y un latte macchiato ? ¿Se puede preparar el expreso con una cafetera superautomática? En este artículo respondemos a todas estas preguntas y te ayudamos a identificar cada una de estas populares bebidas.
Entre estas dos bebidas hay un aspecto secreto: la espuma de leche. El capuchino debe su nombre a la palabra italiana cappuccio —‘capucha’, en español—, y describe una bebida servida en una taza de unos 180 ml que, originalmente, consistía en un expreso simple cubierto por una nube de espuma con forma curvada que había de sobresalir por encima del borde de la taza.
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Con el tiempo se le ha añadido cacao en polvo o canela, por ejemplo. Y a alguien se le ocurrió la brillante idea de seguir la regla de los tres tercios para prepararlo: 1/3 de expreso, 1/3 de leche y 1/3 de espuma de leche. Así pues, lo que en un principio era una bebida sencilla y claramente definida se convirtió en un ejemplo grotesco de que el café italiano tenía dificultades para funcionar fuera de Italia.
Y, mientras tanto, en Australia se iba gestando otra cosa. Como parte del Imperio Británico, a este país llegaron, entre otros, muchos migrantes italianos que llevaron su cultura del café , incluido el capuchino auténtico. No obstante, los británicos preferían el té, y el flat white surgió como un híbrido de dos enfoques de preparación diferentes: la estructura básica del expreso y la espuma de leche se mantuvo, y el tamaño original de la taza tampoco cambió.
Sin embargo, la espuma que preparaban los australianos era mucho más fluida —microespuma—, más apropiada para el té, pero como se acabó preparando con expreso, ahí es donde nació el flat white . De ahí su nombre: en lugar de la forma curvada del capuchino, el flat white queda al ras del borde de la taza (la palabra inglesa flat significa ‘plano’).
Para preparar un flat white necesitamos un expreso simple de 25 ml y entre 100 y 150 ml de microespuma. Para preparar un capuchino se requiere también un expreso simple de 25 ml y entre 100 y 150 ml de espuma. Como ves, es muy similar y siempre en ese orden: expreso + espuma. Sin embargo, la principal diferencia radica aquí en los granos. La bebida base en ambos es el expreso, pero en el caso del flat white el tipo de tueste es más claro, a menudo con notas florales y afrutadas, que recuerda a la tradición de Australia, más próxima al té.
La palabra macchiato procede del italiano y significa ‘manchado’. Así pues, manchamos el expreso o la leche, dependiendo del caso.
Para preparar un latte macchiato , en el vaso vertemos leche caliente, espuma y, a continuación, el expreso, que es el que mancha la leche (se sirve en vasos de cristal porque es magnífico ver las tres capas). Un vaso de latte macchiato tiene unos 300 ml aproximadamente.
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En el caso del espresso macchiato , el proceso es el contrario. Primero preparamos el expreso y después añadimos la espuma encima. Por lo tanto, aquí manchamos el expreso con la leche. Y la espuma que se utiliza en este caso es poquísima (solo se necesitan de 10 a 50 ml de espuma). Yo siempre intento que la cantidad de espuma sea la mitad del peso del expreso (esto es, para 20 g de expreso, usaremos 10 g de espuma de leche).
Si quieres, a la espuma de leche le puedes añadir un poquito de leche caliente, y no por ello dejará de ser un espresso macchiato , pero la cantidad de leche + espuma en la taza no debe superar nunca la del expreso.
Todas estas bebidas pueden prepararse con distintos métodos de preparación de café. El flat white es una de las más complejas, ya que necesita prepararse con microespuma, y este tipo de espuma de poro tan fino no siempre es fácil de elaborar. Por lo demás, el expreso necesario como base para todas ellas puede prepararse con cafeteras con portafiltro —es con las que se consigue un expreso auténtico—, pero también podemos preparar expresos deliciosos con cafeteras superautomáticas.
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*Érika García Bellés
es embajadora de café, visita su sitio web .