“Hay algo que me gusta mucho en el vino: este es un negocio de gente; la gente es importante”, asegura José Alberto Zuccardi, director de Bodega Familia Zuccardi y Presidente de la Unión Vitivinícola Argentina.

Para Zuccardi, las personas agregan valor a la industria. Y esa idea se transmite en Bodegas Santa Julia , uno de los proyectos de Bodega Familia Zuccardi . “Julia existe y es mi hija. Tengo tres hijos que están sumados en la empresa familiar, y mi madre, que tiene 93 años, todavía participa: ella se encarga de una sala de arte que tenemos en la vinícola, en donde artistas mendocinos exponen su obra durante tres meses. Además participa en una fundación donde desarrollamos actividades vinculadas a la educación y algunos programas recreativos para nuestros trabajadores y sus familias. Julia se encarga de todo lo relativo a la hospitalidad; tenemos tres restaurantes, dos centros de visitas y recibimos a más de 50 mil personas al año. Mi hijo mayor lidera todo el trabajo agrícola y enológico dentro de nuestras dos bodegas, y mi hijo mejor inició la producción de aceite de oliva. Nosotros creemos en el valor de las empresas familiares”, explica el bodeguero argentino.

Según Zuccardi, la vinícola familiar se rige a través de cuatro ejes: la alta calidad, la capacidad de innovación, el cuidado medioambiental con la práctica de agricultura orgánica , y el impacto social, con la búsqueda de la utilidad a la comunidad de la que forman parte. Además, trabajan en favor de una innovación sin cesar, tanto en la bodega como en el campo: están experimentando con 30 cepas de diferentes orígenes y desarrollaron un vivero para autoabastecerse de sus propias plantas libres de cualquier enfermedad.

En la copa, los vinos de Santa Julia buscan ser innovadores a la vez que expresan frutalidad y frescura. De ahí su apuesta por usar tapa-rosca, para subrayar la juventud y ofrecer practicidad a los consumidores y, sobre todo, que el fermentado hable de la tierra y de las manos que lo elaboran. Ese estilo responde al pensamiento de esta familia productora argentina: “En el vino no hay dogmas; invito a los conocedores a hacer una prueba: véndense los ojos, prueben un vino, y digan si es blanco o tinto. Ahí está todo: para tomar vino no hay que saber, hay que disfrutarlo. El vino no es un hecho intelectual, es un hecho sensorial: es lo que nos gusta y lo que sentimos”, señala Zuccardi.

Así, Bodegas Santa Julia se presenta en una vinícola que, más allá de elaborar vino, hace una declaración social, medioambiental, familiar y de consumo responsable. Mientras que el estilo enológico se enfoca —modestamente— en la felicidad del consumidor, la línea empresarial abre el horizonte para ocuparse no solo de las utilidades, sino también de la responsabilidad social.

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