Dentro de todas las actividades económicas que realiza un país como el nuestro y donde la presencia masculina es evidentemente mayor, la actividad pesquera no es la excepción. Sin embargo, bien podríamos decir hoy que, gracias a la fuerza laboral de las mujeres en el sector pesquero y acuícola, tenemos pescado en nuestras mesas.

La participación de las mujeres está y ha estado presente, desde tiempos prehispánicos, en toda la cadena de valor: desde la elaboración de redes de pesca, la captura, el procesamiento del alimento, la venta en los mercados y tianguis, así como la preparación del producto en las cocinas. Hoy, su se ha extendido también hacia la comercialización, la distribución y el liderazgo de empresas, lo que representa aproximadamente un 10% de la fuerza laboral del sector. (Carmen Pedroza, Foro Económico de Pesca y Acuacultura, 2018).

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En COMEPESCA son conscientes de esto y para abanderar a las mujeres del sector y abrir un diálogo entre ellas a través del mensaje de la pesca mexicana sustentable y la promoción al consumo de pescados y mariscos mexicanos en 2020 se formó el Colectivo de Mujeres, dentro #PescaConFuturo: un movimiento que tiene como objetivo difundir un mensaje de sustentabilidad en la producción pesquera y acuícola en México, mantener las poblaciones acuáticas en un nivel saludable y garantizar la satisfacción de la demanda mundial de alimentos marinos para futuras generaciones.

Foto: Freepik
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El Colectivo cuenta con más de 30 chefs y cocineras, y más de 30 mujeres dentro de COMEPESCA, así como del Staff. Todas ellas se dedican activamente a la pesca, la acuacultura y a la promoción del consumo de pescados y mariscos de origen sustentable.

Sin embargo, en otros espacios la presencia de estas mujeres muchas veces pasa desapercibida, porque aún existen grandes desigualdades de género que no permiten su desarrollo pleno en el sector, específicamente en la toma de decisiones y en puestos de liderazgo. Además, muchas de las mujeres que forman parte del sector trabajan en la informalidad, situación que hace imposible registrar su actividad y los beneficios que ésta tiene para la pesca y la acuacultura.

Hoy, las mujeres mexicanas son vitales para el sector porque son pescadoras, acuicultoras, productoras, procesan el y los mariscos (de acuerdo con la FAO, el 90% del procesamiento del pescado lo realizan mujeres), son comerciantes, se organizan en Cooperativas Únicas de Mujeres, como las Almejeras de Santa Cruz, de la costa noroeste sinaloense, que después de trabajar años a espaldas de sus maridos, buscan ser reconocidas y aceptadas como pescadoras al abrir un camino de inclusión a su género, para una nueva visión sustentable de la pesca en su comunidad: una visión de restauración del mar y los manglares, de reestablecer el equilibrio de los ecosistemas y de seguridad alimentaria para su comunidad (Norma Sánchez, Revista Noro, 2022).

Foto: Freepik
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Son también empresarias y activistas; profesionistas que se preparan y estudian para implementar modelos sustentables en el sector, como Ana Gabriela Trasviña Moreno, actual Gerente de Investigación y Desarrollo en Omega Azul México y una de las pocas mujeres especializadas en dos temas críticos para la acuicultura: enfermedades parasitarias y tratamientos con extractos naturales como una alternativa no química y sustentable para el manejo de enfermedades en la industria. Ana Gabriela dirige y opera toda la investigación para la salud y bienestar de los peces, garantizando así un producto de alta calidad nutricional, que se produce con altos estándares y con el compromiso de lograr una producción sostenible y sustentable. (Omega Azul México, 2023).

Si no comprendemos y no reconocemos las funciones y contribuciones de las mujeres al sector, no podemos abrir espacios para incorporarlas como agentes de cambio que, más allá de ampliar su participación económica, puedan contribuir al mismo tiempo a lograr resultados positivos en materia de pesca y acuacultura sustentable. La falta de mujeres y la poca visibilidad de su labor significan un lento desarrollo del sector y su potencial, además, le restan valor a la cadena.

Las mujeres en la pesca y la acuacultura necesitan ser vistas y reconocidas para lograr la igualdad de derechos y de voz en la toma de decisiones, en las soluciones posibles hacia una pesca sustentable y en los procesos de formulación de políticas para el sector. Sobra decir que, gracias a la actividad pesquera y acuícola de ellas, tenemos pescados y mariscos en nuestras mesas.

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