Celia Florián, cuando no loa encontramos en Las Quince Letras, está en algún municipio de Oaxaca buscando algún ingrediente o receta para el siguiente encuentro de Cocineras Tradicionales, o bien, en alguna parte del mundo hablando sobre la cocina oaxaqueña y sus tradiciones.
Su plan de vida no estaba entre el metate y las cazuelas . Celia, tenía en la mira el mundo de la administración, usar tacones, un portafolio y trabajar en un banco, cosa que logró y se mantuvo ahí durante 10 años. Durante ese tiempo. al ser la asistente del gerente bancario aprendió de servicio al público, una habilidad que después le ayudaría en su restaurante.
Celia Florián, en la terraza de Las Quince Letras. De fondo, el mural que su hija Frida hizo para el restaurante. Foto: Mario Arturo Martinez Velasquez
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Su cocina la empezó con Seferina , de quien trataba de no desprenderse para aprenderle las más recetas posibles. “Yo estaba empeñada en que esto funcionara porque había dejado mi trabajo, necesitaba de un ingreso para apoyar a mi esposo Fidel quien trabajaba en Telmex”, explica.
En el año 2000 empezó a viajar con apoyo de Canricac, ella y otras compañeras se encargaban de difundir la cocina oaxaqueña durante los Tianguis Turísticos en donde representaba a los restaurantes afiliados a dicha cámara. “Iba con Guadalupe Hernández, a veces iba Javier Olivo y cocinábamos. Me acuerdo que Don Pepe del restaurante La Escondida nos daba kilos de cecina y de chorizo para asar”.
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Otros eventos que la motivaron a indagar más sobre ingredientes y tradiciones gastronómicas fue al conocer el movimiento de Slowfood , en el cual hay un espacio para las cocineras tradicionales de todo el mundo. Una experiencia que la motivó a viajar a Italia y conocer de primera mano lo que sucede en el Salón del Gusto en donde se presentan cocineros y productores de todo el mundo.
Foto: Mario Arturo Martinez Velasquez
Otro tema que la sensibilizó fue la alimentación en los niños, “con Jóvenes al rescate de la cocina tradicional”, les enseñaba a los niños, por medio de talleres y pláticas lo malo que es para la salud comer hamburguesas, pizzas, así como beber refrescos altos en azúcar.
“Yo vivía en Zimatlán, en Los Valles. Conocía mucho de hierbas y sus sabores. Mi mamá me enseñó lo primero de la cocina tradicional, íbamos al mercado y cocinábamos. Después, gracias a los encuentros empecé a visitar con más frecuencia los pueblos de Oaxaca”.
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Celia, quien este año obtuvo el reconocimiento de Gastronomía Sostenible otrogado por el Senado de la República Mexicana es parte de la organización del encuentro de cocineras tradicionales que año, con año se realiza en la capital oaxaqueña en donde se tiene una muestra única con cocineras de las ocho regiones del estado, además de una demostración de tamales en donde más de 20 cocineras amasan y doblan las hojas para tamal al mismo tiempo.
Manchamanteles / Foto: Mario Arturo Martinez Velasquez
Actualmente, Celia sigue al mando de Las Quince Letras en donde también, Félix su esposo está involucrado. Este año cumplen 20 años. Ella es inspiración no solo de los jóvenes que quieren estudiar cocina,, también de su propia familia, Alam, uno de sus tres hijos, también decidió el camino de la cocina, quien está al mando de Pasillo de Humo en Ciudad de México y de Maïz64 en Washington D.C.
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